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Proyectan disminución de población uruguaya en los próximos años

Lunes, 6 de octubre de 2025 - 09:10 UTC
Proponen tomar medidas para evitar las consecuencias no deseads de esta tendencia Proponen tomar medidas para evitar las consecuencias no deseads de esta tendencia

El Instituto Nacional de Estadística (INE) de Uruguay publicó la semana pasada un informe que muestra la disminución de la tasa de natalidad en el país, las razones socioeconómicas y culturales que la explican, y advierte sobre las consecuencias demográficas, económicas y sociales a largo plazo. Este declive comenzó en el siglo XX, pero se aceleró significativamente después de 2015.

La Tasa Global de Fecundidad (TGF) —el número promedio de hijos por mujer— se desplomó de alrededor de 3,0 en la década de 1970 a un mínimo histórico de 1,27 en 2023 (datos preliminares). Esta cifra está muy por debajo del nivel de reemplazo de 2,1.

Desde 2015, Uruguay ha entrado en la categoría de “muy baja fecundidad” (por debajo de 1,5 hijos por mujer). En 2023, solo se registraron 31.381 nacimientos, la cifra más baja en décadas. La reciente aceleración se debe a dos factores demográficos: primero, las mujeres tienen hijos a edades más tardías; y segundo, hay menos mujeres en edad fértil, como resultado directo del envejecimiento poblacional previo.

Esta marcada caída se debe a la convergencia de cambios socioeconómicos y culturales, como el alto costo de vida, que dificulta económicamente las familias numerosas, sumado a un aumento significativo de la participación laboral femenina (del 30 % en 1981 a casi el 60 % en 2016), y a que los niveles más altos de educación femenina están inversamente correlacionados con la tasa de fecundidad.

Los cambios asociados a la “segunda transición demográfica” incluyen el aumento de las tasas de divorcio, el incremento de los nacimientos fuera del matrimonio y la creciente importancia de las carreras profesionales individuales sobre las familias numerosas.

Una urbanización extrema (el 95 % de la población vive en zonas urbanas) concentra aún más estas dinámicas sociales modernas, con un panorama de contracción poblacional y envejecimiento acelerado para Uruguay a lo largo del siglo XXI. Se proyecta que la población de Uruguay, que alcanzó su punto máximo alrededor de 2020, disminuirá de forma constante, con una posible pérdida de alrededor de 510.000 habitantes en 50 años, hasta alcanzar aproximadamente 3 millones en 2070.

Además, el porcentaje de personas mayores de 65 años se duplicará con creces, pasando del 15,8 % actual al 32,5 % en 2070. Para entonces, la población de edad avanzada triplicará la proporción de menores de 15 años, y la edad mediana ascenderá a casi 50 años.

Por lo tanto, se proyecta que el gasto en pensiones casi se duplicará como porcentaje del PIB para 2100 debido a una proporción cada vez más desfavorable de jubilados respecto de los trabajadores (disminución de la “tasa de apoyo”), lo que también resultará en un aumento del gasto en salud debido a la mayor incidencia de enfermedades crónicas en la población de mayor edad.

Por otro lado, la población en edad laboral se contraerá, lo que limitará el potencial de crecimiento del PIB a menos que se logren aumentos sustanciales de la productividad. Uruguay cuenta con un “bono demográfico” temporal hasta aproximadamente 2035, caracterizado por una menor dependencia escolar. Se explicó que esta ventana podría aprovecharse para reasignar recursos públicos y mejorar la calidad educativa. Sin embargo, se requieren medidas políticas significativas para mitigar los riesgos futuros, incluyendo políticas pro-natalidad y laborales, como aumentar la edad de jubilación, incentivar la inmigración cualificada, invertir en cuidado infantil para aumentar la fertilidad deseada y fomentar la innovación tecnológica para compensar la disminución de la fuerza laboral. Un riesgo importante es el aumento de la desigualdad intergeneracional, a medida que las transferencias públicas se desvían cada vez más hacia las personas mayores.

La situación de Uruguay no es única, pero se encuentra entre las más graves de América Latina. Países como Chile (que lidera el descenso), Uruguay (1,27), Costa Rica y Cuba presentan tasas de fertilidad ultrabajas (1,3 a 1,5), todas por debajo del promedio regional (1,8). Estos países comparten factores impulsores similares y enfrentan la perspectiva de experimentar las contracciones de población más tempranas y pronunciadas de la región.

Categorías: Política, Uruguay.