Quintana tiene un historial de pasar de un partido de derecha a otro El partido gobernante argentino La Libertad Avanza (LLA) del presidente Javier Milei ha guardado silencio tras los recientes escándalos que involucran a su homónimo uruguayo, luego de haberle proporcionado el apoyo inicial de figuras clave como la exministra de Seguridad y actual senadora Patricia Bullrich.
La marca libertaria al otro lado del charco atraviesa una crisis que incluye renuncias de altos cargos, acusaciones de acoso y opacidad financiera. Juan Pablo Baeza renunció a la presidencia del partido a mediados de noviembre, alegando una junta directiva fraccionada plagada de constantes luchas internas. Su salida reveló una profunda división entre la facción liderada por Nicolás Quintana y otra que representa al Partido Libertario del Uruguay (PLU).
El golpe más duro a la reputación del partido son las grabaciones de audio filtradas de WhatsApp atribuidas a Quintana, en las que supuestamente amenaza a sus rivales políticos con vigilancia familiar y abuso verbal, afirmando que podría acceder a toda su vida e investigar a sus familias para perjudicarlas. En este escenario, los miembros del partido firmaron una carta de diez puntos acusando a los líderes de abuso de poder, conspiración y de usar cuentas oficiales en redes sociales para bloquear y silenciar la disidencia interna.
Quintana calificó las acusaciones de ridículas, mientras que otros líderes atribuyeron el escándalo a jóvenes militantes que perdieron el control del partido y buscan causar daño.
Además, la financiación del partido se ha convertido en un punto central de conflicto. Baeza administró inicialmente los fondos del partido a través de una cuenta personal para garantizar la transparencia, pero tras su renuncia, se informó que el control de las finanzas fue transferido a un colaborador de Quintana sin un debate formal de la junta directiva. Cuando el PLU solicitó un informe detallado el 7 de diciembre, este fue rechazado rotundamente por la actual conducción.
A finales de ese mes, el PLU —considerado la columna vertebral ideológica de la coalición— anunció su retirada total de La Libertad Avanza Uruguay, alegando una serie de irregularidades, como la creación de un Comando Político Nacional no autorizado, utilizado para perseguir a los disidentes. El PLU repudió formalmente las amenazas a la privacidad y la familia. Afirmó que hurgar en la vida privada de las personas era incompatible con sus valores.
A pesar de la salida oficial del PLU y las renuncias, las redes sociales oficiales de LLAuy siguen etiquetando las versiones como noticias falsas y difamación partidaria. El resto de la dirección sostiene que el proyecto sigue intacto, aunque varios analistas locales sugieren que la imagen está gravemente dañada de cara al próximo ciclo electoral.
Quintana, el actual líder del partido LLAuy, ha desarrollado una carrera política pendulante desde el tradicional Partido Nacional (Blancos), específicamente en el sector del herrerismo. Posteriormente, se incorporó a Cabildo Abierto, el partido de derecha liderado por el exjefe del Estado Mayor del Ejército, general Guido Manini Ríos, donde fue considerado un soldado del movimiento. A principios de 2025, Quintana se separó de Cabildo Abierto, declarando al partido muerto y acusando a sus líderes de fraude político por apoyar la deuda pública y la Agenda 2030. Resurgió como un influencer político y fundador de LLAuy, utilizando una retórica al estilo de Milei. Habló de dominar a la casta política.