La Armada Argentina está considerando modernizar su flota con unidades de Dinamarca e Italia, según se informó esta semana en Buenos Aires.
El país sudamericano está considerando las fragatas de la clase Maestrale, actualmente desmanteladas, de la Armada Italiana, construidas entre 1982 y 1985. Estas fragatas fueron diseñadas principalmente para la guerra antisubmarina, pero también cuentan con capacidades antiaéreas y antisuperficie. Su armamento incluye misiles antibuque Otomat Teseo Mk 2 (con un alcance de hasta 180 km), misiles antiaéreos Aspide y un cañón Oto Melara de 127 mm. Para la defensa cercana, cuentan con sistemas Breda DARDO con cañones de 40/70 mm. En cuanto a la guerra antisubmarina, cuentan con dos tubos triples ILAS-3 de 324 mm que permiten el lanzamiento de 12 torpedos antisubmarinos, así como dos tubos para el torpedo A184 de 533 mm (entre 6 y 8 unidades). Estos torpedos, con un alcance de hasta 9 kilómetros, son más lentos que sistemas como el ASROC, pero ofrecen la ventaja de no requerir lanzadores voluminosos.
Tienen 123 metros de eslora, desplazan aproximadamente 3040 toneladas a plena carga y alcanzan velocidades máximas de 30 nudos con un alcance de 6000 millas náuticas a 15 nudos. Su sistema de propulsión es combinado (CODAG), con dos turbinas de gas Fiat-General Electric LM-2500 y dos motores diésel. Otra opción son las fragatas de defensa aérea danesas de clase Iver Huitfeldt, más modernas y que entraron en servicio en 2012. Estas fragatas cuentan con radares avanzados y están equipadas con un Sistema de Lanzamiento Vertical (VLS) para misiles como el SM-2 y el ESSM, así como misiles antibuque Harpoon.
La adquisición definitiva de cualquiera de estas clases de buques tendría como objetivo cubrir el vacío dejado por los buques argentinos recientemente dados de baja y representaría un paso significativo en los esfuerzos de modernización naval del país.