Brasil se retiró como miembro observador de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA). Esta decisión se produjo poco después de que el país sudamericano anunciara su plan de unirse al caso de genocidio de Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
A pesar de que el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva no ha emitido declaraciones oficiales, fuentes diplomáticas informaron a Folha de S. Paulo que la decisión se debió a la incorporación del país al grupo de forma inapropiada durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro.
La IHRA se fundó en 1998 para promover la educación, la memoria y la investigación sobre el Holocausto. Cuenta con 35 países miembros y ocho observadores. Es conocida por su definición práctica de antisemitismo, adoptada en 2016, que incluye 11 ejemplos de comportamiento antisemita.
Varios de estos ejemplos se relacionan con Israel, como la aplicación de un doble rasero al país o la comparación de sus políticas con el nazismo. La definición de la IHRA se ha convertido en tema de debate global. Los críticos argumentan que a menudo se utiliza para suprimir las críticas legítimas a Israel y silenciar el discurso propalestino, señalando casos en los que se invocó para sancionar a periodistas y activistas. El principal autor de la definición, Kenneth Stern, también ha declarado que no pretendía utilizarse como herramienta para restringir la libertad de expresión.
En respuesta a la controversia, un grupo de académicos redactó en 2021 una alternativa conocida como la Declaración de Jerusalén, con el objetivo de proporcionar una definición más clara del antisemitismo, permitiendo explícitamente el debate abierto y la crítica a Israel.
La retirada de Brasil fue criticada por Israel y la Organización de los Estados Americanos (OEA) como un profundo fracaso moral y un error.