Las autoridades brasileñas anunciaron este miércoles la decisión formal del país sudamericano de sumarse a la demanda de Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), acusando a Israel de genocidio contra el pueblo palestino. Israel declaró al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva persona non grata a principios del año pasado
Itamaraty declaró en un comunicado que el gobierno estaba indignado por los episodios recurrentes de violencia contra la población civil en el Estado de Palestina, que se extienden más allá de la Franja de Gaza hasta Cisjordania.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil citó graves violaciones de los derechos humanos y de la ayuda humanitaria, incluyendo ataques a infraestructura civil como lugares religiosos (por ejemplo, una parroquia católica en Gaza, la Iglesia de San Jorge y el cementerio bizantino en Taybeh) e instalaciones de la ONU (por ejemplo, la oficina de la OMS), violencia indiscriminada y vandalismo por parte de colonos extremistas en Cisjordania, masacres de civiles, principalmente mujeres y niños, durante la entrega de ayuda humanitaria en Gaza, el uso del hambre como arma de guerra y las continuas violaciones del derecho internacional, como la anexión de territorios por la fuerza y la expansión de asentamientos ilegales.
Sudáfrica presentó la demanda inicialmente en 2023, alegando que Israel violó sus obligaciones en virtud de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Otros países que apoyan el litigio son Bolivia, Colombia, Libia, España y México.
El gobierno brasileño ha denunciado sistemáticamente la situación en Gaza como genocidio y masacre. Brasil cree que ya no hay margen para la ambigüedad moral ni la omisión política, enfatizando que la impunidad socava la legalidad internacional.
Israel ha negado vehementemente las acusaciones de Sudáfrica, calificándolas de escandalosas. Tel Aviv insiste en que sus acciones en Gaza cumplen con el derecho internacional.
La Confederación Israelí de Brasil (Conib) criticó la decisión de Brasil, afirmando que distorsiona los hechos y adopta narrativas falsas. Se espera que esta acción de Brasil agrave las relaciones con Israel y, potencialmente, con Estados Unidos, su principal aliado.