Las Grutas de Peruaçu, en el estado brasileño de Minas Gerais, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconocidas por su excepcional belleza natural, importancia geológica y rico arte rupestre prehistórico.
El Parque Nacional de las Grutas de Peruaçu abarca aproximadamente 56.500 hectáreas y alberga cuevas colosales, algunas de hasta seis kilómetros de longitud, lo que las convierte en uno de los espacios subterráneos más grandes del mundo. El parque es una intersección ecológica única de los biomas del Cerrado, la Caatinga y la Mata Atlántica, que alberga más de 2.000 especies de plantas y animales, incluidas muchas en peligro de extinción.
Los cañones y cuevas de la región están adornados con arte rupestre prehistórico, lo que indica presencia humana durante al menos 12.000 años. Los primeros habitantes eran cazadores, y evidencias posteriores sugieren el cultivo de maíz, tabaco y algodón. Los indígenas Xacriabás denominaron al valle Peruaçu, que significa gran agujero, en referencia a las enormes formaciones de piedra caliza, según explicó el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), organismo a cargo de los parques nacionales brasileños.
Además de su importancia ecológica e histórica, las Grutas de Peruaçu poseen impresionantes características geológicas. El parque alberga cerca de 500 grutas, muchas de ellas de más de 100 metros de altura, con entradas monumentales como la famosa Caverna do Janelão.
En su interior, los visitantes pueden encontrar lo que se cree que es la estalactita más grande del mundo, conocida como la Pierna del Bailarín, de 28 metros. Las paredes de la cueva sirven como galería de arte prehistórico, con diversas pinturas rupestres de diversos pigmentos.
La inclusión de las Grutas de Peruaçu en la lista de la UNESCO eleva a 25 el total de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad en Brasil, junto con otros lugares emblemáticos como las Cataratas del Iguazú. Se espera que esta designación impulse significativamente la visibilidad internacional del parque y promueva el turismo sostenible. A pesar de su inmenso valor, el parque recibe actualmente muy pocos visitantes (solo 14.600 en 2024), lo que lo convierte en uno de los parques naturales menos visitados de Brasil. Las autoridades esperan que este nuevo reconocimiento anime a más personas a descubrir sus singulares tesoros naturales y culturales, a la vez que garantiza su conservación a largo plazo.
Entre las 30 candidaturas examinadas este año por el Comité del Patrimonio Mundial, reunido en París hasta el domingo, se encontraban los castillos del rey Luis II de Baviera, así como paisajes culturales de Camerún y Malawi.