El compositor argentino Lalo Schifrin, autor del icónico tema de Misión: Imposible y de otras bandas sonoras para cine y televisión, como Harry el Sucio, La leyenda del indomable, Bullitt, La travesía de los condenados, Horror en Amityville, El golpe II y Mannix, falleció este jueves en Los Ángeles a los 93 años por complicaciones de una neumonía.
Su innovadora fusión de jazz y música sinfónica le valió cuatro premios Grammy, seis nominaciones al Oscar y un Oscar honorífico en 2018. Schifrin también trabajó con leyendas como Dizzy Gillespie y Clint Eastwood.
Pianista de jazz y director de orquesta clásico, también compuso la gran final del Mundial de fútbol de 1990 en Italia, donde los Tres Tenores —Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras— cantaron juntos por primera vez. La obra se convirtió en uno de los éxitos de ventas de la historia de la música clásica.
Su tema de Misión: Imposible, escrito en compás de 5/4, se convirtió en un clásico cultural y fue incluido en el Salón de la Fama de los Grammy. Deja un legado perdurable en cine, televisión y música clásica.
Nacido en Buenos Aires en 1932, Schifrin estudió en el Conservatorio Nacional de Música y posteriormente en el Conservatorio de París, donde forjó su formación académica clásica.
En 2018, la Academia de Hollywood le otorgó un Óscar honorífico en reconocimiento a su trayectoria, tras seis nominaciones previas sin éxito. También recibió premios Grammy y fue nominado en múltiples ocasiones a los Globos de Oro y Emmy. Cada película tiene su propia personalidad. No hay reglas para componer música para películas, declaró entonces a Associated Press. La película dicta cómo será la música.
Conocido hincha del Huracán de Buenos Aires, dirigió la Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta Sinfónica de Viena, la Filarmónica de Israel, la Filarmónica de México, la Orquesta Sinfónica de Houston, la Orquesta de Cámara de Los Ángeles y la Orquesta Sinfónica de Atlanta. Fue nombrado director musical de la Orquesta Sinfónica de Glendale del Sur de California entre 1989 y 1995.
Le sobreviven sus dos hijos, William y Ryan, su hija, Frances, y su esposa, Donna.