Dos aviones de la aerolínea estatal Conviasa despegaron este lunes desde El Paso, Texas, con los primeros venezolanos deportados bajo el acuerdo entre el presidente estadounidense Donald Trump y su contraparte, Nicolás Maduro. La operación se produce apenas dos semanas después del encuentro entre Maduro y el enviado especial de Trump, Richard Grenell, en Caracas, un momento simbólico en el que la bandera de Estados Unidos volvió a ondear en el Palacio de Miraflores.
Trump, quien ha prometido endurecer su política migratoria, supervisó la operación a través de Grenell. “Hagamos que Estados Unidos sea seguro otra vez”, afirmó la Casa Blanca, difundiendo una imagen de los deportados abordando los aviones.
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No hay cifras oficiales sobre el número de personas deportadas ni sobre su estatus legal. Sin embargo, el gobierno venezolano aseguró que algunos de los deportados estaban vinculados a actividades delictivas, incluyendo presuntos miembros de la banda criminal Tren de Aragua. Las autoridades chavistas anunciaron que estos serán investigados al llegar a Venezuela. Se estima que al menos 220 venezolanos viajaban en los dos vuelos de Conviasa, aerolínea sancionada por Estados Unidos durante la primera administración de Trump.
En su programa semanal Con Maduro+, el líder chavista atribuyó el éxodo venezolano a las sanciones impuestas por Washington y propuso levantarlas por completo a cambio de detener la migración. “Le dije al embajador Grenell: levanten todas las sanciones y les aseguro que ningún venezolano más saldrá de Venezuela, y los que están allá regresarán”, afirmó. En tono jocoso, añadió: “Los migrantes que regresen recuperarán su derecho a rumbear”.
El operativo refleja narrativas opuestas. Mientras Trump lo presenta como parte de su estrategia contra la inmigración ilegal y el crimen organizado, el gobierno venezolano lo enmarca dentro de su Plan Vuelta a la Patria, asegurando que se trata de un esfuerzo por repatriar a ciudadanos que migraron debido a la presión económica de EE.UU.
A pesar de sus diferencias ideológicas, la relación entre Trump y Maduro parece cada vez más transaccional. La deportación de venezolanos coincidió con la liberación de seis ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela, lo que ha generado especulaciones sobre posibles negociaciones adicionales. Al mismo tiempo, la renovación automática de la licencia de Chevron para operar en Venezuela sugiere que las relaciones entre ambos países podrían estar evolucionando más allá de los acuerdos migratorios.