El presidente brasileño, Luiz Inácio da Silva, insistió este martes en que los países desarrollados del G20 deben adelantar hasta diez años los objetivos de neutralidad climática fijados actualmente para 2050, informó la Agencia Brasil. El mandatario hizo estas declaraciones durante su comparecencia en la Cumbre del Grupo en Río de Janeiro. A los miembros desarrollados del G20, les propongo que adelanten sus metas de neutralidad climática de 2050 a 2040 o incluso 2045, subrayó Lula durante un panel sobre desarrollo sostenible y transición energética.
Aunque no avancemos a la misma velocidad, todos podemos dar un paso adelante, prosiguió. La neutralidad climática consiste en que un país pueda compensar todas sus emisiones de gases contaminantes con medidas como el secuestro de carbono. La preocupación por el clima es una de las prioridades de la presidencia brasileña del G20, que concluye este martes su cumbre de dos días.
Lula también exigió una mayor responsabilidad a los países más industrializados, que tienen un historial más largo de emisiones de gases de efecto invernadero. Nuestra brújula sigue siendo el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Es un imperativo de justicia climática.
Sin asumir sus responsabilidades históricas, las naciones ricas no tendrán credibilidad para exigir ambición a los demás, prosiguió.
Lula también recordó que las tres convenciones de Naciones Unidas sobre cambio climático, biodiversidad y desertificación nacieron en Río de Janeiro durante Río 92. Pero tres décadas después, el planeta se enfrenta al año más caluroso de la historia, con inundaciones, incendios, sequías y huracanes cada vez más intensos y frecuentes. Señaló entonces que las iniciativas anteriores habían contribuido a evitar un escenario peor, pero que los gobiernos seguían necesitando hacer más y hacerlo mejor porque no hay más tiempo que perder.
El ex dirigente sindical subrayó que acuerdos como el Protocolo de Quito (1997); la CPO15 (2009) sobre cambio climático en Dinamarca; y el Acuerdo de París (2015) no han logrado los resultados necesarios.
Dado que los países del G20 son responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, la presidencia brasileña puso en marcha el Grupo de Trabajo para la Movilización Global contra el Cambio Climático, que reúne a ministros de Finanzas, Medio Ambiente y Clima, Asuntos Exteriores y presidentes de Bancos Centrales para debatir cómo abordar el desafío climático.
El presidente brasileño subrayó que, junto a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pedía el compromiso del G20 para elevar el nivel de ambición de la próxima ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Es esencial que las nuevas NDC estén alineadas con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC [grados centígrados], afirmó. Pido a los países en desarrollo que garanticen que sus NDC abarcan toda la economía y todos los gases de efecto invernadero.
En opinión de Lula, los países deben adoptar objetivos absolutos de reducción de emisiones. También recordó que en la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que se está celebrando en Bakú (Azerbaiyán), Brasil presentó una nueva NDC que abarca todos los gases de efecto invernadero y todos los sectores económicos. También destacó que Brasil tiene una de las matrices energéticas más limpias del mundo, con el 90% de su electricidad procedente de fuentes renovables. Somos campeones en biocombustibles, avanzamos en generación eólica y solar y en hidrógeno verde, añadió.
El jefe de Estado brasileño dijo también que la mayor parte de la reducción de las emisiones brasileñas será resultado de la caída de la deforestación, que ha disminuido un 45% en los últimos dos años. Añadió que no transigiremos con los crímenes ambientales; la deforestación será erradicada para 2030, prometió al tiempo que pidió al mundo que reconozca el papel que desempeñan los bosques y valore la contribución de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales. En esta línea, el presidente agradeció la colaboración del G20 en el diseño del Fondo Bosques Tropicales para Siempre, que pagará a los países en desarrollo que mantengan bosques en pie.
Sin embargo, las iniciativas de conservación serán inocuas si la comunidad internacional no pone de su parte. Aunque no talemos más árboles, la Amazonia seguirá amenazada si el resto del mundo no cumple su misión de contener el calentamiento global, dijo Lula, al tiempo que llamó la atención sobre la importancia de conservar los océanos.
En cuanto al negacionismo y la desinformación, el presidente de Brasil señaló que su país estaba trabajando con la ONU y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en una Iniciativa Global para la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático. Y citando los términos incumplidos del Acuerdo de París, Lula reforzó la posición de Brasil de que se necesita financiación internacional para que los países ricos ayuden a otros a revertir el calentamiento global. Ninguna ambición puede ser sostenida sin los medios para implementarla. En París, hablábamos de cien mil millones de dólares al año, que el mundo desarrollado no cumplió. Hoy hablamos de billones. Esos billones existen, pero se despilfarran en armamento, mientras el planeta agoniza.
No podemos posponer la tarea de Bakú a Belém, dijo, refiriéndose a la capital del Estado brasileño de Pará, que acogerá la COP30 en 2025, señaló también Lula. La COP30 será nuestra última oportunidad para evitar una ruptura irreversible del sistema climático. Cuento con todos para hacer de Belém la COP del punto de inflexión.
Lula también invitó a la comunidad internacional a considerar la creación de un Consejo de Cambio Climático en la ONU, que reúna a diferentes actores, procesos y mecanismos que, según él, están actualmente fragmentados. La esperanza renace con cada compromiso y acto de coraje en defensa de la vida y de la preservación de las condiciones en que nos fue dada, concluyó.
El G20 está formado por 19 países: Sudáfrica, Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia y Turquía, además de la Unión Europea y la Unión Africana, que representan alrededor del 85% de la economía mundial, más del 75% del comercio global y cerca de dos tercios de la población del planeta.