El ex presidente boliviano Evo Morales fue blanco de un tiroteo el domingo mientras su convoy atravesaba Chapare, una región cocalera en la que Morales ha ejercido durante mucho tiempo una gran influencia. Morales salió ileso, pero acusó al presidente Luis Arce de orquestar el ataque, una acusación que Arce negó rápidamente, prometiendo “una investigación inmediata y exhaustiva”.
El incidente tuvo lugar cerca de un cuartel militar cuando, al parecer, dos vehículos no identificados bloquearon el convoy de Morales, obligándole a reducir la velocidad. “Empezaron a disparar... 14 disparos impactaron en la furgoneta”, declaró Morales a Radio Kawsachun Coca, describiendo los tensos momentos vividos en el interior del vehículo. Su conductor sufrió una herida leve en la cabeza, y las imágenes del interior del vehículo muestran agujeros de bala en las ventanas y a Morales pidiendo refuerzos mientras se agachaba para evitar los disparos.
El presidente Arce respondió a través de las redes sociales, condenando el ataque como “presunto” y rechazando las acusaciones de Morales. “No es con la búsqueda de los muertos que se resuelven los problemas”, afirmó, criticando las “especulaciones tendenciosas” en torno al incidente.
Hoy le hicieron 17 disparos al carro de Evo Morales y salió ileso. pic.twitter.com/Rg4QU2EJU8
— Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO) October 27, 2024
El atentado ha exacerbado las tensiones dentro de Bolivia. Un grupo de cocaleros afines a Morales se concentró cerca del cuartel militar, exigiendo la retirada de las fuerzas militares de la zona y alegando que los vehículos de los atacantes estaban escondidos dentro del cuartel.
La división política entre Morales y Arce se ha hecho cada vez más pública, con Morales acusando a Arce de traición y comparando sus acciones con las del ex presidente ecuatoriano Lenín Moreno. “Esto no es sólo contra Evo, es contra el movimiento indígena”, declaró Morales.
El ex ministro Juan Ramón Quintana ha insinuado que la vida de Morales corre peligro y ha pedido apoyo internacional para salvaguardarla. Morales, sin embargo, se mantiene firme, afirmando: “No me escondo, no tengo por qué escapar”.