Miles de personas desfilaron por la emblemática playa de Copacabana de Río de Janeiro para alzar su voz ante el aumento de casos de intolerancia religiosa. Según medios locales, los manifestantes provenían de más de una docena de credos, principalmente afrobrasileñas, que han sido atacadas por grupos cristianos. La recientemente designada Ministra de Derechos Humanos, Macaé Evaristo, participó de la procesión.
“El gran desafío hoy en nuestro país es reducir la desigualdad”, dijo Evaristo a la Agencia Brasil. “Entonces para mí es muy importante estar presente en esta marcha, porque la gente aquí también está luchando por muchas cosas como un trabajo digno y una vida libre de hambre”, añadió.
Si bien se considera que la mayoría de las religiones neopentecostales que crecen exponencialmente en el Estado de Río de Janeiro son pacíficas, también se ha detectado una oleada de intolerancia hacia las religiones tradicionales de influencia africana por parte de muchos cristianos evangélicos de la región, con ataques que van desde abusos verbales hasta la discriminación hasta la destrucción de templos y la expulsión forzada de los barrios.
“Todo lo que viene de gente negra, todo lo que viene de gente de origen africano está devaluado; si no somos firmes en nuestra fe, perderemos fuerzas”, afirmó Vania Vieira, practicante de la religión afrobrasileña Candomblé citada por The Associated Press. “Esta caminata es para demostrar que estamos firmes y que sobreviviremos”.
Entre 2018 y 2023, se registró un aumento del 140% en el número de denuncias de intolerancia religiosa en todo el país, a pesar de que el Código Penal prevé hasta cinco años de cárcel para estos intrusos.