Miles de personas desfilaron por la emblemática playa de Copacabana de Río de Janeiro para alzar su voz ante el aumento de casos de intolerancia religiosa. Según medios locales, los manifestantes provenían de más de una docena de credos, principalmente afrobrasileñas, que han sido atacadas por grupos cristianos. La recientemente designada Ministra de Derechos Humanos, Macaé Evaristo, participó de la procesión.
La ministra brasileña de la Mujer y la Familia, la pastora Damares Alves, afirmó que la campaña que lleva a cabo por la iniciación sexual tardía de los adolescentes no tiene motivos religiosos y volvió a defender que los niños vistan de azul y las niñas de rosa.