El mero hecho que una petrolera de origen israelí en asociación con una de las Islas Falkland, anunciara que está programando todo lo necesario en tierra y alta mar para desarrollar el yacimiento de Sea Lion en la cuenca de Falkland Norte, desató, tal cual era de esperar una serie de comentarios positivos y negativos, tanto a nivel de gobiernos como de organizaciones de ciudadanos.
Y en efecto donde más se ha atacado es en el tema medioambiente, que ha pasado a ser obligatorio del relato político de estos días, y ofrece más flancos donde atacar.
Pero vehemencia similar a la que han desplegado los detractores del emprendimiento, también han divulgado quienes son firmes sostenedores del desarrollo petrolero mirando al futuro de las Falklands.
Tal el caso de Lewis Clifton, vinculado por generaciones a la actividad marítima y últimamente a la agropecuaria, y en carta abierta publicada en el semanario Penguin News tituló su opinión sobre la opción petrolera. Una oportunidad, una vez en una generación. Comienza con una breve historia sobre el intento de desarrollar una industria petrolera en aguas de las Falklands.
Tras las consultas públicas, el gobierno de las Falklands, FIG, lanzó en Londres, en 1995, su primera ronda de adjudicación de licencias para la exploración de petróleo. Las primeras perforaciones offshore datan de 1998, y en mayo del 2010, Rockhopper Exploration descubrió el yacimiento de Sea Lion. Y se ha llegado al momento en que podemos abrazar la verdadera posibilidad de una emergente nueva industria; se trata de una oportunidad de una vez en una generación.
La evaluación del impacto medioambiental de Sea Lion. (EIA), emitido por la petrolera israelí Navitas Petroleum para consulta pública, requiere una consideración responsable de las oportunidades, riegos e impactos, tanto positivos como negativos.
El EIA se cumple de acuerdo al Plan de las Islas 2022/2026, el cual establece que, Esta Asamblea impulsará...el avance de industrias extractivas de forma medioambiental consciente. EIA también reconoce otras políticas relevantes de FIG, incluyendo esas para proteger el medioambiente y la biodiversidad, y el cambio climático. Todos somos testigos del impacto de los cambios climáticos a nivel global. Todos tenemos nuestra parte que jugar en combatir estos temas.
Sabemos de la inconveniente realidad que el petróleo debe ser parte de un combo declinante de energía durante la Transición Energética en las décadas por delante. Utilizamos el petróleo para volar hacia y desde las Falklands, para calefaccionar e iluminar nuestros hogares, para volar en FIGAS, para tomar las vacaciones de invierno, alentar el turismo, conducir vehículos y energizar barcos pesqueros, de carga y de los propios cruceros. Es hipócrita afirmar que en tanto utilizamos petróleo, debe ser producido en otro lugar, muy a menudo con patrones medioambientales y éticos mucho más reducidos bajo regímenes corruptos y dictatoriales.
El EIA ha identificado riesgos, y factores mitigantes, con limitada planificación residual de impactos negativos. Esto se debe a que el desarrollo petrolero es ante todo una actividad bajo la superficie de la tierra. Los mayores riesgos provienen de incidentes inesperados. Un desarrollo moderno de alta calidad minimizará el riesgo de un evento de esa naturaleza. Los factores mitigantes en el EIA muestran que esto se puede hacer. Como ejemplo, la probabilidad de un derrame petrolero en las Falklands es evaluado como Bajo. Estos riesgos son reconocidos y administrados en otros sitios, como puede ser el Reino Unido que cuenta con 120 lugares que producen crudo, incluyendo nuevos yacimientos bajo desarrollo, y desde donde hemos modelado nuestra legislación en materia de Salud, Seguridad y Medioambiente para la producción offshore. Noruega, país de extrema consciencia medioambiental cuenta con 90 sitios de producción de crudo. Del momento que esto es aceptable para el Reino Unido, por tanto debe ser aceptable en las Falklands. Contamos con un solo medio ambiente, que precisamos proteger pero también restaurar el elemento territorial, no tendría que ser por tanto una excusa simplona negar la sustentabilidad del desarrollo de nuestra economía y para el beneficio de nuestras futuras generaciones.
Tenemos el deber de promover, proteger y nutrir nuestro medio ambiente. Por algunos años, he estado en el medio rural, restaurando hábitos de las Falklands y tratando de reducir la pérdida de calidad de los suelos de turba de las Islas. La comunidad rural encabeza esa tarea con ejemplos de inversiones significativas en energías renovables, reduciendo el uso de combustibles fósiles. Stanley estará expuesta a la transición energética por unos años, y lo hará a costos elevados.
Las Falklands son frágiles de muchas formas. A nivel nacional hemos experimentado los severos impactos financieros y sociales de la declinación a largo plazo del sector histórico dominante, la producción de lanas. Responsablemente las Falklands precisan diversificar su economía. No podemos depender para siempre en mantener nuestro actual nivel de reservas financieras, más bien están condenadas a declinar. Nuestro nivel de vida y los servicios que gozamos al presente, sustancialmente dependen de una única, actividad básica y apuntaladora, la pesca. La pesca también tiene un impacto significativo en el medio ambiente marino. FIG monitorea científicamente las pesquerías y toma las decisiones en materia de administración de las mismas. Muchos de los riesgos elaborados en el EIA, también son relevantes para las actuales actividades marinas.
Respetuosamente aliento a los ciudadanos de las Falklands a que lean el Sumario No Técnico del EIA, y responsan a la consulta planteada. Los comentarios positivos son igualmente importantes al igual que aquellos comentarios negativos, básicamente ignorando la viabilidad económica a largo plazo de nuestra nación.
Finalmente, mirando los treinta años transcurridos desde 1995, somos afortunados de poder comentar de forma tan transparente. El lobby político para que algún día las Falklands cuenten con un régimen de producción de crudo y gas comenzó hace décadas. No dejemos de lado nuestro pensamiento estratégico y nuestro futuro económico. Quiero lo mejor para las Falklands, que le aseguren un futuro sustentable para las próximas generaciones tanto en los medio ambientes terrestres como marinos.