Las autoridades venezolanas detuvieron este martes al ex ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, en el marco de una investigación por corrupción, tras permanecer prófugo cerca de un año después de su dimisión. Al hacer el anuncio, el fiscal general, Tarek William Saab, dijo que el ex funcionario pretendía hacer mella en la economía del país.
Saab habló de una conspiración con graves consecuencias potenciales dadas las medidas unilaterales de Washington contra el régimen de Caracas.
El testaferro de El Aissami, Samark López, y el ex ministro de Economía, Simón Alejandro Zerpa, también fueron detenidos tras seguir pistas reveladas por al menos cinco testigos.
Según medios locales, El Aissami, que ocupó el cargo de presidente de la petrolera estatal venezolana PDVSA entre otros logros durante su carrera, se enfrenta a cargos de traición a la patria, apropiación o distracción del patrimonio público, jactancia o valoración de relaciones o influencias, legitimación de capitales y asociación ilícita.
Se logró detectar y desmembrar una red de funcionarios que utilizaban sus cargos para realizar operaciones petroleras ilegales, explicó Saab. La organización ilegal pretendía impulsar al alza el dólar paralelo.
El Aissami es un abogado y criminólogo de 49 años graduado con honores en la Universidad de Los Andes (ULA). Nació en El Vigía, estado de Mérida, donde creció en el seno de una familia humilde de inmigrantes de Siria y Líbano.
Tareck es el segundo de cinco hermanos. Su padre Carlos Zaidan El Aissami, de origen sirio, fue jefe de la sección venezolana del partido político Baaz Árabe Socialista de Irak, el mismo al que perteneció el ex líder iraquí Saddam Hussein. Su tío Shibli El Aissami fue funcionario bajo el mandato de Hussein.
El Aissami militó desde muy joven en el movimiento chavista MVR, que acabó fusionándose con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Su carrera despegó cuando tuvo como mentor a Adán Chávez, hermano del fallecido líder bolivariano Hugo Chávez.
En una entrevista al diario Clarín de Buenos Aires hace unos años, el analista Joseph Humire, director del Centro de Estudios para una Sociedad Libre y Segura, afirmó que El Aissami había estado detrás de la infiltración en Venezuela del grupo terrorista libanés Hezbolá y de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, ambos dedicados a actividades ilícitas como el narcotráfico y la venta de armas.
Según Humire, El Aissami estaba vinculado a una red criminal terrorista formada por más de 40 empresas en toda América Latina para enviar dinero ilícito a Oriente Medio. Esta red estaría dirigida por su hermano, Feras El Aissami”.
En marzo de 2019, El Aissami fue procesado ante un tribunal federal de Manhattan por narcotráfico, junto con Samark López. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos dijo que El Aissami protegió y supervisó grandes envíos de drogas desde Venezuela a México y Estados Unidos. Y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) lo incluyó en su lista de los más buscados.
El 18 de marzo del año pasado, la Policía venezolana detuvo a Joselit Ramírez, jefe de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip) y director de la Oficina de El Aissami, por la desaparición de 3.500 millones de dólares procedentes de ingresos petroleros. Ramírez sería una de las personas de confianza de El Aissami, y también es buscado por las autoridades estadounidenses.
En la operación del martes también fueron detenidos el coronel Antonio Pérez Suárez y el teniente coronel José Ramos Chirinos, así como el diputado Hugbel Roa, todos presuntamente pertenecientes al círculo político de El Aissami. Esta operación contó con el apoyo del diputado Diosdado Cabello, en nombre del PSUV.
Un testigo, cuya identidad no se ha revelado por motivos de seguridad, declaró que a una empresa extranjera implicada en las operaciones de crudo de PDVSA se le asignaron 15 buques, por un valor superior a 153 millones de dólares. El testigo afirma haber pagado 22 millones de dólares en efectivo a Pérez Suárez, además de describir un sistema de sobornos y comisiones ilegales para agilizar los envíos de crudo. También mencionó pagos a El Aissami y Ramírez por millones de dólares.
Las asignaciones para la venta de crudo venezolano se hicieron, algunas con el conocimiento de El Aissami y otras fueron realizadas por Pérez Suárez en reuniones clandestinas en su despacho donde acordaba la venta a precios hasta tres cuartas partes por debajo del valor del producto, generando pérdidas al Estado venezolano. Pérez Suárez trabajaba con empresarios que le entregaban facturas con montos inflados por servicios u obras realizadas para PDVSA, para luego repartirse estos sobreprecios. Se creó una oficina llamada 'Unidad Especial de Trabajo', que se encargaba de maquillar las cuentas para burlar las auditorías de la Vicepresidencia de Finanzas. Este testigo relata que con los distintos esquemas de lucro fraudulento aplicados, Pérez Suárez se apoderó de una fortuna que asciende a miles de millones de dólares, señaló también Saab.
El objetivo y propósito de esta mafia, encabezada por Tareck El Aissami, no era otro que implosionar la economía nacional, destruir nuestra moneda impulsando el alza del dólar paralelo, y así hacer fracasar las políticas económicas impulsadas por el Ejecutivo, prosiguió.