El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue dado de alta el domingo del hospital donde fue operado de la cadera el pasado viernes.
Me dieron el alta y ya estoy en el Palacio de la Alvorada, donde trabajaré en las próximas semanas. Gracias por las oraciones y por todos los mensajes de afecto. Me estoy recuperando para trabajar aún más por Brasil y correr un maratón, publicó Lula en X (antes Twitter). También mencionó en las redes sociales que el desempleo había caído al 7,8%, la cifra más baja desde 2015.
Antes de la operación, Lula dijo que pretendía trabajar normalmente durante su convalecencia en la residencia presidencial oficial. En todo caso, deberá permanecer en la capital brasileña al menos cuatro semanas, se explicó. El viernes, a Lula da Silva se le implantó una prótesis de cadera y se le retiró el exceso de piel de los párpados.
El Hospital Sirio Libanés de Brasilia, donde Lula da Silva fue sometido a ambas operaciones, emitió un boletín de prensa para explicar que, tras una buena evolución clínica, el presidente continuará una rehabilitación ambulatoria en su residencia bajo el cuidado de los médicos que le operaron.
El hospital también informó que el líder progresista, que este mes cumplirá 78 años, ya caminaba, subía y bajaba escaleras con la asistencia de fisioterapeutas. Esto sorprendió a los médicos, que admitieron que el proceso de recuperación superó las expectativas, lo que provocó la anticipación de su partida.
Lula da Silva venía sufriendo dolores que le dificultaban moverse con normalidad, por lo que fue sometido a una artroplastia total de cadera”, es decir, la sustitución de las articulaciones de la cadera por prótesis de titanio. La operación pretendía corregir los problemas en la cabeza del fémur derecho causados por la artrosis, que le causaban molestias permanentes. También aprovechó que iba a estar bajo anestesia general para someterse a una intervención de cirugía plástica en los párpados, un procedimiento conocido como blefaroplastia.