El presidente ruso, Vladímir Putin, ha derogado un decreto de 2012 por el que reconocía a Moldavia como país independiente, lo que ha desatado la preocupación entre las potencias occidentales por la posibilidad de que se esté gestando una nueva invasión, mientras el Ministerio de Defensa ruso denunció que Kyiv estaba preparando una provocación armada en la región separatista moldava de Transnistria.
El mando ruso dijo en un comunicado que Ucrania utilizará como excusa para la invasión la puesta en escena de una supuesta ofensiva de las fuerzas rusas desde Transnistria mediante el despliegue del infame batallón ultranacionalista Azov.
Para ello, los saboteadores ucranianos que participarán en la invasión escenificada vestirán uniformes de las Fuerzas Armadas rusas, argumentó Moscú al tiempo que insistió en la necesidad de vigilar la situación en la frontera entre Ucrania y Transnistria.
Estos anuncios se produjeron un día después de que el presidente estadounidense, Joseph Biden, se reuniera con su colega moldava, Maia Sandu, pocos días después de que Chisinau denunciara una supuesta operación rusa para desestabilizar internamente el país.
Durante su visita a Polonia, Biden se reunió con Sandu para reafirmar el apoyo de Estados Unidos a la soberanía e integridad territorial de Moldavia, confirmó la Casa Blanca a través de un comunicado.
Durante la reunión, Biden también hizo hincapié en la asistencia continua que Estados Unidos está proporcionando a Moldavia para fortalecer su resistencia política y económica, incluidas las reformas democráticas y la seguridad energética del país, y para hacer frente a los efectos de la guerra de Rusia contra Ucrania.
La Presidenta Sandu denunció hace poco más de una semana las intenciones de Rusia de dar un golpe de Estado en el país a través de las protestas de la oposición, infiltrando en ellas a personal militarmente entrenado procedente de países como Bielorrusia, Serbia y Montenegro.
Según Sandu, este supuesto plan incluye sabotajes y personas entrenadas militarmente disfrazadas de civiles y cuya principal tarea sería llevar a cabo acciones violentas, ataques a edificios gubernamentales y tomar rehenes.
Rusia dijo que las acusaciones eran infundadas y parte de los viejos trucos de Estados Unidos y otros países occidentales.