La policía nicaragüense allanó el viernes el domicilio del obispo católico de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien se encontraba bajo arresto domiciliario desde hacía dos semanas por ser demasiado crítico con el presidente Daniel Ortega, cuyo régimen fue acusado de intentar desestabilizar.
La detención hogareña del obispo se produjo días después de que denunciara el cierre de cinco emisoras de radio católicas y exigiera libertad a las autoridades.
Fuentes policiales dijeron que la Diócesis de Matagalpa estaba siendo investigada por organizar grupos violentos e incitar al odio para desestabilizar el Estado de Nicaragua.
Ortega, un ex guerrillero de 76 años, está en el poder desde 2007, tras ganar dos reelecciones consecutivas. En la última, en noviembre de 2021, todos los rivales de Ortega fueron encarcelados o se exiliaron.
Los obispos han sido tachados de golpistas desde que en 2018 apoyaron las protestas de la oposición pidiendo la dimisión de Ortega. Desde entonces, los lazos entre la Iglesia católica y el gobierno de Ortega están corroídos. Además del cierre de medios de comunicación católicos este año, el padre Óscar Benavídez ha sido detenido por razones aún no explicadas, luego la Asociación Misioneras de la Caridad, de la orden de la Madre Teresa de Calcuta fueron ilegalizadas, obligándolas a abandonar el país, al igual que el nuncio del Vaticano Waldemar Sommertag, que participó en 2019 en las negociaciones entre el gobierno y la oposición, y que también ha sido expulsado.
En medio de todos estos hechos, las reacciones del Papa Francisco han supuesto un silencio absoluto, causando un revuelo entre los feligreses católicos a nivel mundial.
Tras el allanamiento del viernes, las autoridades se llevaron detenidos al obispo Álvarez y otras 8 personas, entre ellas los vicarios José Luis Díaz, Sadiel Eugarrios y Óscar Escoto.