Un destacado académico de la Fundación Memorial de las Víctimas del Comunismo y otros organismos de vigilancia de los derechos humanos han pedido la dimisión de la ex presidenta de Chile en dos ocasiones, Michelle Bachelet, por su total ausencia de críticas al historial de China en la materia.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Bachelet, debería renunciar a su cargo tras no condenar a la nación asiática por supuestos crímenes contra la humanidad que la médica sudamericana no advirtió ni denunció durante su reciente viaje.
Bachelet visitó la remota región de Sinkiang, donde, según Estados Unidos, el gobierno de Pekín ha estado perpetrando un genocidio.
El académico Adrian Zenz dijo el lunes a Bloomberg TV que consideraba el viaje de Bachelet a la región del extremo occidental de China fue un desastre.
Ahora se pide que abandone la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, o que dimita inmediatamente, dijo el investigador afincado en Estados Unidos. Creo que los uigures se sienten profundamente traicionados.
Durante una conferencia de prensa celebrada el pasado sábado al final de su gira de seis días, Bachelet instó a Pekín a revisar sus políticas antiterroristas para garantizar el pleno cumplimiento de las normas internacionales de derechos humanos.
La ex presidenta visitó Sinkiang, donde una evaluación de la ONU de 2019 determinó que un millón de uigures, en su mayoría musulmanes, habían sido recluidos en campos de detención. Pekín dice que las instalaciones son centros de formación laboral creados como parte de una campaña antiterrorista y niega rotundamente las acusaciones de genocidio.
Lo que China está haciendo en Sinkiang no es antiterrorismo, dijo Zenz, criticando a Bachelet por adoptar el lenguaje propagandístico de Pekín. Si se observan las razones por las que se encierra a la gente, se trata de discriminación religiosa y asimilación cultural.
Durante el viaje de Bachelet a China, el primero de un funcionario de derechos humanos de la ONU a China desde 2005, miles de archivos de la policía de Sinkiang, aparentemente pirateados, aportaron nuevas pruebas de supuestos abusos contra los uigures. En ellos se documentaba una política de disparar a matar con respecto a los fugados de los campos. Hubo quienes fueron detenidos hasta por diez años por delitos como minimizar el uso del teléfono móvil para eludir la vigilancia estatal.
Bachelet no se refirió a los archivos pirateados durante su conferencia de prensa del sábado, en la que respondió largamente a las preguntas de los medios de comunicación estatales chinos sobre temas aparentemente no relacionados, como la violencia armada y el racismo en Estados Unidos.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, dijo el lunes a los periodistas que el viaje de Bachelet había aclarado la información errónea sobre Sinkiang. Todos los amigos extranjeros que han visitado Sinkiang llegarán a una conclusión justa y objetiva, como la propia alta comisionada, añadió. China concede gran importancia a las causas de derechos humanos de las Naciones Unidas. Estamos dispuestos a desempeñar un papel más importante.
Sophie Richardson, directora para China de Human Rights Watch, dijo el lunes a Bloomberg TV que el viaje de Bachelet había conseguido exactamente lo que el gobierno chino quería: una ausencia casi total de críticas a su historial de derechos humanos.
Tal vez lo peor de todo es que las soluciones que propuso la alta comisionada son precisamente las que se han intentado en el pasado y han fracasado, y efectivamente permiten al gobierno chino cometer violaciones de derechos humanos aún peores, añadió.
William Nee, coordinador de investigación y defensa de Chinese Human Rights Defenders, dijo que las declaraciones de Bachelet eran demasiado débiles para la gravedad de la situación.
En gran medida, este es el tipo de encubrimiento que la comunidad de derechos humanos temía que se produjera cuando se anunció la noticia de su visita, señaló Nee a Bloomberg News.