La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, afirmó este miércoles que el mayor riesgo al que se enfrenta Argentina es la inflación. Hizo estas declaraciones durante un discurso en la Asamblea Conjunta del FMI y el Banco Mundial en Washington, DC.
El gran riesgo es la inflación, que también está impulsada por factores exógenos, explicó Georgieva al enumerar tres prioridades derivadas de la inflación en todo el mundo.
Para Georgieva, el reto que tiene por delante Argentina es la implementación del programa con el que consiguió refinanciar su deuda de 45.000 millones de dólares, lo que requerirá recalibrarlo para reflejar los cambios en la economía global.
Sin embargo, subrayó que algunos de esos cambios tienen un tono favorable: Algunos cambios son positivos porque Argentina es un exportador de materias primas, señaló Georgieva.
La titular del FMI también destacó que otro de los retos para la administración del presidente Alberto Fernández era cómo llevar la inflación a un punto en el que puedan tener confianza para ahorrar en su moneda.
Sus palabras se produjeron en un momento en que los rumores de una posible dolarización circulan en los círculos financieros de Buenos Aires. También es una de las principales estrategias que pregona el diputado Javier Milei, un economista que no pertenece a ninguno de los dos grandes partidos políticos y que ha anunciado que se presentará a las elecciones presidenciales en 2023.
En su último informe Perspectivas de la Economía Mundial (WEO), el FMI pronosticó un crecimiento para Argentina del 4% en 2022, un punto porcentual por encima de las proyecciones de enero. Sin embargo, también predijo una inflación anual del 51,7%, casi cuatro puntos por encima de los cálculos de hace tres meses.
El FMI anticipó que la guerra frenará el crecimiento económico y aumentará la inflación en todo el mundo.
A pesar de los números favorables para Argentina, los resultados del WEO supusieron un enorme revés para la recuperación mundial, ya que recortó las previsiones de crecimiento global al 3,6% tanto para este año como para 2023, rebajando el crecimiento de 143 países. Nos enfrentamos a una crisis tras otra. La guerra encima de la pandemia. Es como si nos golpeara otra tormenta antes de habernos recuperado de la última, describió Georgieva.
Hay tres prioridades apremiantes derivadas de la inflación, dijo.
En primer lugar, requiere una acción decisiva por parte de los bancos centrales: deben mantener el dedo en el pulso de la inflación y ajustar la política según sea necesario.
En segundo lugar, los precios altos y crecientes de los alimentos son especialmente preocupantes, sobre todo en los países pobres, donde existe un riesgo creciente de crisis alimentaria, por lo que pidió una acción internacional conjunta para evitarlo.
Y tercero, luchar contra la inflación endureciendo la política monetaria eleva los costes del servicio de la deuda. Los países con problemas pueden ayudar a financiar esto con políticas fiscales más equitativas, señaló Georgieva.
También consideró esencial el apoyo internacional a través del Marco Común para el Tratamiento de la Deuda del G-20. Añadió que este mecanismo debe ser mejorado con procedimientos y plazos claros para deudores y acreedores.
Mientras tanto, en Buenos Aires, el jefe de Gabinete argentino, Juan Manzur, pronosticó que la inflación va a bajar tras el pico del 6,7% de marzo, pero será un proceso que va a llevar tiempo hasta que se materialice. Lo que buscamos es generar previsibilidad y sostenibilidad a las políticas públicas del Gobierno, explicó.
En el marco de una economía tan golpeada como la nuestra, este proceso inflacionario global tiene un gran impacto. Pero vamos a seguir normalizando la macroeconomía.