El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, del derechista Partido Liberal (PL), insistió este lunes que el poder judicial país quería que perdiera las elecciones de este año, luego de la decisión del juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre De Moraes, de prohibir Telegram a menos que se elimine parte del contenido.
De Moraes ordenó el sábado a la aplicación de mensajería eliminar de sus plataformas algunas declaraciones de grupos pro-Bolsonaro etiquetadas como noticias falsas, además de cumplir con otros requisitos legales. Después de que la empresa accedió, todas las medidas fueron anuladas el domingo.
Bolsonaro destacó durante una entrevista radial que el magistrado buscó favorecer al candidato opositor Luiz Inácio Lula Da Silva. No podemos tener elecciones bajo un manto de desconfianza, eso es malo para Brasil, dijo el mandatario en ejercicio, quien subrayó que había algunos jueces involucrados en una conspiración para dejarlo fuera de combate para elegir a Lula.
El capitán retirado del Ejército se centró en De Moraes, uno de los 11 integrantes del Supremo Tribunal Federal que en cuatro meses asumirá también la presidencia rotativa del Tribunal Superior Electoral (TSE).
Sabemos cuál es la posición de Alexandre De Moraes, señaló Bolsonaro. “No es noticia lo que dice, está claro que es una persecución implacable en mi contra”, prosiguió. En ese escenario, Bolsonaro subrayó la importancia de que las Fuerzas Armadas estén representadas en el TSE. “Las Fuerzas Armadas van a participar como invitadas en este tema (electoral), las Fuerzas Armadas pondrán su parte y el TSE la suya”.
Bolsonaro ha cuestionado la credibilidad de las boletas electrónicas utilizadas en su país. El año pasado dio a conocer un informe secreto de la Policía Federal sobre un presunto sabotaje contra perpetrado por piratas informáticos, luego de lo cual el STF -a través del juez De Moraes- abrió una investigación contra el jefe de Estado.
Entre las demandas de De Moraes a Telegram estaba eliminar el enlace a los documentos secretos de la Policía Federal que Bolsonaro había hecho públicos para respaldar sus afirmaciones contra la urna electrónica.
“No creo en las encuestas, pero el tipo que prácticamente destruyó a Brasil está adelante”, dijo también Bolsonaro el lunes. “O las encuestas son fraudulentas o la gente no está bien informada”.
Se dice que Lula tiene una ventaja de alrededor de 14 puntos porcentuales, pero Bolsonaro ha estado reduciendo la brecha constantemente en las últimas semanas.
El expresidente de izquierda del Partido de los Trabajadores (PT) está adelante con un 43% de los votos frente al 29% de Bolsonaro, según la encuestadora FSB Pesquisa. Si esa brecha se mantiene, Lula ganaría en la primera ronda el 2 de octubre. Si se necesita una segunda vuelta (programada para el 30 de octubre), el margen de Lula sería del 19%.
Lula, exdirigente sindical de los trabajadores siderúrgicos, se desempeñó como presidente durante dos mandatos, entre 2003 y 2010. Su gobierno estuvo marcado por el financiamiento de programas sociales para reducir la pobreza. Su administración se apegó a los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y canceló los préstamos dos años antes en 2005. Brasil ayudó a fundar la alianza de cooperación económica BRICS con Rusia, India, China y Sudáfrica en 2006.
Lula fue juzgado por corrupción y encarcelado en enero de 2018. Luego de las revelaciones de una conspiración entre el juez y un importante fiscal para condenarlo y así evitar que volviera a postularse para el cargo, Lula fue liberado en noviembre de 2019 y sus condenas fueron más tarde revocadas.
Bolsonaro se ha enfrentado a protestas generalizadas en barrios de clase media por su actitud ante la pandemia de COVID-19, a la que consideró un mero resfriado.