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Deforestación de Amazonia empeora pese a promesas del presidente brasileño

Lunes, 9 de agosto de 2021 - 09:38 UTC
Bolsonaro está “tratando de recompensar a quienes practican la deforestación ilegal y el robo de tierras”, dijo Mazzetti Bolsonaro está “tratando de recompensar a quienes practican la deforestación ilegal y el robo de tierras”, dijo Mazzetti

El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil ha publicado durante el pasado fin de semana datos actualizados sobre la deforestación de la Amazonía entre agosto de 2020 y julio de 2021.

 Según las cifras más recientes, se ha detectado una pérdida de 8.712 kilómetros cuadrados, lo que la convierte en la segunda deforestación anual más alta jamás medida por el sistema de alerta Determin, que se basa en datos satelitales de resolución de alta fidelidad.

Esta tecnología es capaz de discriminar polígonos mayores a 6.25 hectáreas y ha mostrado tala rasa, deforestación con vegetación y áreas de minería ilegal, además del proceso de degradación en diferentes intensidades, rastros de fuego y cortes selectivos. El sistema es clave en la Estrategia del Programa de Monitoreo Ambiental de Biomasa de Brasil.

“Después del proceso de desmantelamiento de las leyes de protección ambiental, el gobierno de Jair Bolsonaro y el Congreso brasileño ahora están tratando de recompensar a quienes practican la deforestación ilegal y el robo de tierras”, dijo la portavoz de Greenpeace Brasil, Cristiane Mazzetti. “Esto empeorará la actual crisis climática y de biodiversidad”, agregó.

Según la ONG ambientalista internacional, el martes pasado la Cámara de Diputados brasileña aprobó el proyecto de ley PL2633 “para legitimar el acaparamiento de tierras públicas”, que Greenpeace considera “directamente relacionado con la deforestación de un tercio de toda la superficie que pierde la Amazonía brasileña”. Resta la aprobación del Senado.

“A pesar de las recientes promesas de (Jair) Bolsonaro de abordar la deforestación ilegal, y mientras espera negociar acuerdos comerciales con la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, él y sus aliados están impulsando una serie de proyectos de ley que permitiría una mayor deforestación y socavaría los derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios”, Mazzetti insistió en referencia a las promesas del presidente brasileño durante la última Cumbre Climática, cuando se comprometió a incrementar el volumen de operaciones contra la deforestación en la Amazonía en el corto plazo.

En cambio, el gobierno de Bolsonaro sigue debilitando la capacidad de las agencias ambientales y “por tercer año consecutivo las Fuerzas Armadas vuelven a ser utilizadas para investigar delitos ambientales, estrategia que ha demostrado ser ineficaz”, señaló Mazzetti.

También advirtió que “si el Senado brasileño aprueba la ley de acaparadores de tierras, se precipitará el colapso de la Amazonía, destruyendo partes de la selva tropical que son clave para prevenir los peores escenarios de emergencias climáticas y de biodiversidad”.

Greenpeace Brasil sobrevuela regularmente el Amazonas para monitorear la deforestación y los incendios forestales en alertas del sistema Deter (Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real) y Prodes (Proyecto de Monitoreo por Satélite del Amazonas Brasileño).

La organización también ha escaneado puntos calientes denunciados por el Inpe en los estados de Amazonas, Rondônia, Mato Grosso y Pará.

Durante un vuelo en la última semana de julio, Greenpeace Brasil avistó incendios en varios sectores afectados por la deforestación, incluida un área de 2.716 hectáreas, que, según explicó la ONG, equivalían a 3.888 campos de fútbol.

Una investigación dirigida por la Universidad de Leeds, Inglaterra, advirtió que las selvas tropicales del Amazonas podrían correr un riesgo de sequía extrema mucho mayor de lo que se pensaba. El estudio advierte que grandes áreas de la parte oriental del Amazonas se enfrentan a una grave desecación a finales de siglo si no se toman medidas para frenar las emisiones de carbono. Como consecuencia, se liberarían grandes cantidades de dióxido de carbono de la selva tropical a la atmósfera, aumentando el efecto invernadero que acelera el cambio climático.

La estación seca del río Amazonas amenazaría aún más la viabilidad de gran parte de la selva tropical, ya que los árboles ya sufren estrés hídrico y existe un mayor riesgo de incendios forestales.

Las sequías previstas también podrían tener consecuencias de gran alcance para el ciclo del agua del Amazonas, la biodiversidad y la población que vive en la región. Los resultados, publicados en la revista Environmental Research Letters, predicen reducciones en las precipitaciones comparables a las observadas durante las principales sequías de 2005 y 2010, que causaron una mortalidad generalizada de árboles y tuvieron importantes impactos en las comunidades amazónicas.

Categorías: Medio ambiente, Política, Brasil.