El candidato de izquierda Pedro Castillo, del partido Perú Libre, anunció el miércoles que había ganado la segunda vuelta presidencial en Perú cuando aún se contaban los votos.
Pero luego de que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) procesó el 99,98% de los votos, Castillo decidió que no tenía sentido esperar más a pesar de su estrecha ventaja sobre Keiko Fujimori de Fuerza Popular.
Castillo obtuvo el 50,22% de los votos, mientras que la hija del expresidente Alberto Fujimori alcanzó el 49,77%. En términos netos, 8.775.422 votos, contra 8.696.376. La diferencia fue de solo 79.046 votos.
En este escenario, Fujimori reclamó que hubo “fraude” y se comprometió a tomar medidas para revertir estos resultados, mientras simpatizantes de ambos partidos marchaban por las calles.
El expresidente boliviano Evo Morales ya felicitó a Castillo “por esta victoria, que es la victoria del pueblo peruano, pero también del pueblo latinoamericano que quiere vivir con justicia social, viendo en Castillo un alma fraterna y compañera en la lucha.
En la primera vuelta, celebrada el 11 de abril, Castillo ganó con el 19% de los votos, seguido de Fujimori, que obtuvo el 13% de los votos.
Fuerza Popular ha anunciado que buscará la nulidad de los votos de Castillo, especialmente en el centro y sur del país, donde aseguran que hubo “fraude”.
Las 802 actas disputadas representan 200 mil votos, explicó Fujimori, lo que significa que si se otorgan las anulaciones, esos votos se deben restar del conteo total.
Fujimori luego agregó otras actas a las denuncias, es decir, había 500.000 votos en juego”, aunque insistió en que aceptaría la decisión final de las autoridades electorales.
Pero según los estudiosos de la ley electoral, solo el soborno, la intimidación o la violencia son causas plausibles de anulación después del día de las elecciones.