La vicepresidenta Kamala Harris partió el domingo de Washington en una gira oficial por Guatemala y México para ocuparse de cuationes vinculadas a la crisis de los migrantes que atraviesan esos países, así como Honduras y El Salvador, en su camino hacia una entrada ilegal a los Estados Unidos.
Tras un comienzo poco prometedor de su viaje, la vicepresidenta intentará llegar a acuerdos con las autoridades locales para una mayor cooperación en seguridad fronteriza y desarrollo económico para que la gente se quede en sus países de origen.
El avión Air Force 2 se vio obligado a regresar a Washington después de 30 minutos en lo que se describió como un problema técnico. Abordó otra nave y volvió a partir aproximadamente una hora y media más tarde. Cualquier avión con el vicepresidente a bordo se convierte automáticamente en Air Force 2.
Harris tiene programado reunirse con el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei el lunes y con el mexicano Andrés Manuel López Obrador el martes. También va a sostener charlas con líderes comunitarios, innovadores y emprendedores en Guatemala, y mientras que en México participará en una conversación con emprendedoras y mantendrá una mesa redonda con líderes laborales.
Antes de su visita a los dos países, Harris ha hecho hincapié en la necesidad de mayores oportunidades de empleo y mejores condiciones de vida. Anunció 310 millones de dólares en ayuda estadounidense para apoyar a los refugiados y hacer frente a la escasez de alimentos. Recientemente, también obtuvo compromisos de empresas y organizaciones estadounidenses para invertir en países centroamericanos en la promoción de oportunidades económicas y capacitación laboral.
Estados Unidos también ha anunciado el envío de 1,5 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus a Guatemala y México.
El despliegue diplomático de Harris ha provocado burlas políticas por parte de algunos políticos republicanos de la oposición, que prevén que la misión de Harris no dará resultados. Estados Unidos ha enviado miles de millones de dólares a países centroamericanos para desarrollar condiciones que persuadirían a los posibles migrantes de quedarse en casa, pero esa política parece haber tenido poco éxito, ya que el crimen y la corrupción también están detrás de las razones por las cuales las personas deciden dejar sus hogares.
El expresidente Donald Trump adoptó políticas de endurecimiento en la frontera para hacer retroceder a los migrantes. Biden también está rechazando a los migrantes, pero ha permitido que los niños no acompañados ingresen a Estados Unidos, a diferencia de Trump. El cambio de política, combinado con un aumento predecible de la migración de primavera y el alivio de las restricciones pandémicas en la frontera, contribuyó a la llegada de miles de migrantes en los últimos meses, lo que aumentó la presión sobre la administración Biden para resolver el problema.
Tenemos que darle a la gente un sentido de esperanza, un sentido de esperanza de que la ayuda está en camino, un sentido de esperanza de que si se quedan, las cosas mejorarán, dijo Harris después de que Biden la nombrara para liderar los esfuerzos diplomáticos en América Latina.