Los ministros argentinos de Salud y Trabajo, Carla Vizzoti y Claudio Moroni respectivamente, aprobaron el martes una resolución conjunta por la que los empleadores ahora pueden exigir a los trabajadores que hayan recibido al menos una dosis de cualquier vacuna contra el coronavirus que regresen al trabajo presencial independientemente de su edad y / o condiciones de riesgo adicionales.
Los empleados aún deben esperar dos semanas después de recibir la inyección antes de regresar al trabajo, para permitir que el medicamento haga efecto, se explicó, a excepción de los trabajadores de la salud, que deben completar el plan de vacunación.
En la decisión del martes, Moroni interpretó decretos de necesidd y urgencia (DNU) y resoluciones ministeriales anteriores por las que las personas mayores de sesenta años o incluidas en los llamados grupos de riesgo eran eximidas del trabajo presencial y determinó que después de ser vacunadas y tras permitir que la vacuna haya surtido efecto (14 días) esas exenciones dejarían de aplicarse.
El documento también destacó que las personas que habiendo tenido la oportunidad de vacunarse optaron por no hacerlo por cualquier circunstancia o motivo, ahora deben proceder “de buena fe y hacer todo lo que esté a su alcance para paliar los perjuicios que su decisión pueda ocasionar a los empleaores”.
Aunque la mayoría de estas especificaciones están fechadas el 9 de abril, la resolución conjunta del martes tenía como objetivo aclarar cómo deben interpretarse todas las normas anteriores.