El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, puso bajo sospecha al magistrado Edson Fachin, miembro de la Corte Suprema que anuló las condenas a prisión que pesaban contra el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
El magistrado Fachin tenía un gran vínculo con el PT, dijo Bolsonaro, en alusión al Partido de los Trabajadores, fundado en 1980 por Lula, quien dirige esa formación desde entonces.
Según Bolsonaro, líder de una emergente ultraderecha y mayor antagonista de Lula y del PT, obviamente esa decisión de Fachin deberá ser analizada por el pleno del Supremo, lo cual depende de que haya una apelación contra el fallo que anuló las sentencias, en la cual ya trabaja la Fiscalía General.
La decisión de Fachin se refiere a cuatro procesos en que Lula fue juzgado por un tribunal de primera instancia de Curitiba, a cargo del entonces juez Sergio Moro, sobre quien consideró que no tenía en su momento competencia jurídica para analizar esos casos.
Según Fachin, responsable en la Corte Suprema de la operación anticorrupción Lava Jato, esos casos deberán pasar ahora a la órbita de la Justicia federal en Brasilia, la cual decidirá sobre el curso de cada uno de ellos.
En dos de esos procesos, Lula fue condenado a casi 25 años de cárcel, de los cuales cumplió 580 días hasta ser liberado por una decisión del propio Supremo, que alteró su propia jurisprudencia y decidió que una persona sólo puede ingresar a la cárcel cuando ya no tenga apelaciones disponibles, que no era el caso del ex mandatario.
Fachin justificó su decisión en que esos casos, en los que Lula fue acusado de recibir sobornos de algunas de empresas implicadas en el escándalo de la Lava Jato, no tenían relación directa con los desvíos en la estatal Petrobras, que fueron los que justificaron los procesos de la Lava Jato.
Con el fallo de Fachin, que se fundamenta en lo que califica de error procesal por falta de competencia, Lula recupera ahora sus derechos políticos y pudiera volver a ser candidato presidencial en 2022, en las que Bolsonaro pretende renovar su mandato.
En ese sentido, Bolsonaro dijo estar convencido que el pueblo brasileño ni siquiera querría tener un candidato como ese en 2022 y mucho menos pensar en votarlo, porque al final de cuentas, todos los escándalos que hubo en su Gobierno están claros frente a toda la sociedad.