Desde que el BID se fundó en 1959, el presidente fue elegido entre los candidatos presentados por los 26 países latinoamericanos, que son los únicos posibles beneficiarios de los préstamos.
La elección se dirime en una votación de la Asamblea de Gobernadores, el máximo órgano deliberativo de la institución, en la que EEUU concentra un 30% del poder de voto, los 26 países latinoamericanos apenas un poco más del 50% y Canadá, 16 países europeos, algunas de las principales potencias asiáticas e Israel, casi un 20%.
Un candidato necesita superar el 50% de este poder de voto, pero también contar con el apoyo de la mayoría absoluta de los países miembros del continente americano, es decir, de al menos 14 Estados.
Hasta ahora, los gobiernos de Brasil, Colombia, Uruguay, Ecuador, Paraguay, y el líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien el BID reconoció el año pasado como el presidente legítimo de Venezuela, apoyaron la candidatura de Claver-Carone.
Solo con estos apoyos, Estados Unidos suma un 50% y 8 países americanos.
En una reciente entrevista Claver-Carone adelantó que ya consiguió el apoyo de 15 países para la elección. No aclaró si todos pertenecen al continente.
Muchos férreos aliados de Estados Unidos en la región, como Perú, Chile, El Salvador, Guatemala y Bolivia, entre otros, aún no se pronunciaron, por lo que la victoria de Washington parece casi segura.
Hace tiempo que entre los líderes sudamericanos barajan las candidaturas del actual secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Gustavo Béliz, por Argentina, y la ex presidente Laura Chinchilla, por Costa Rica.