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Lo Bueno, lo Malo y lo Feo de una guerra de precios del petróleo

Martes, 17 de marzo de 2020 - 11:45 UTC

Por Esty Dwek Jefa de Estrategia Global de Mercados de Natixis IM - La semana pasada, los precios del petróleo cayeron más de 30% – el máximo en un día desde la Guerra del Golfo en 1991– luego que Arabia Saudita lanzó una guerra de precios con Rusia al elevar la producción y recortar los precios, cuando Rusia se negó a aliarse con la OPEP Y recortar aun más la producción.

Debido a que la ya débil demanda en medio de la desaceleración del crecimiento global y el brote de coronavirus, el auge de la oferta en un mercado que ya tiene exceso de oferta sugiere una combinación de precios a la baja no vista desde 1930.

Lo bueno

Tradicionalmente, un precio del petróleo más bajo se percibe como algo positivo para el crecimiento global. Si bien EEUU ahora es el mayor productor de petróleo del mundo y se ha convertido en un exportador neto en años recientes, la cantidad de consumo doméstico de petróleo sigue siendo elevada y los precios más bajos beneficiarán el consumo de los hogares. En efecto, los petroprecios ahora más bajos son el equivalente a un recorte fiscal para los consumidores, ya que los estadounidenses usan mucho el auto. Y por supuesto, esto ayudará a algunos sectores muy afectados por el virus, como las aerolíneas, el transporte de carga y la manufactura. Además, muchas grandes economías son importadores de energía, incluyendo la Unión Europea. Para los mercados emergentes, los precios bajos son positivos para China, India, Turquía y Sudáfrica entre otros. Como China es el mayor consumidor de petróleo, los precios más bajos del petróleo serán un impulso para el entorno actual. Y normalmente, un petróleo a precio más bajo significa una menor presión inflacionaria, lo que implica poca presión para el alza de las tasas de interés.

Lo malo

Entonces, ¿Por qué los precios más bajos son una mala noticia esta vez? primero, además del brote de coronavirus, este es un segundo impacto que los mercados no necesitan. Los mercados de crédito ya han empezado a mostrar grietas en la reciente venta masiva, a la vez que el temor por el crecimiento desafió las expectativas de menores tasas, pero el 12% de energía en el segmento de alto rendimiento en EEUU (9% abajo luego del rendimiento más reciente) ahora conduce a temores por una ola de impago.
A medida que avanza el 2020, los productores de esquisto ya enfrentan dificultades, problemas de flujo de efectivo y vencimiento de deuda. Las empresas petroleras ya habían anunciado que recortarían su capex y su inversión en nuevos yacimientos. Pero si el precio del petróleo sigue bajo, las bancarrotas podrían ser el siguiente paso, lo cual empeoraría las condiciones financieras y reduciría la liquidez. Desde una perspectiva económica, la industria petrolera y de gas de EEUU contribuye con 8% del PIB de EEUU y más de 10 millones de empleos: petroprecios bajos por un periodo prolongado podrían derivar en despidos. El precio promedio para la producción de esquisto ha caído $2 por barril durante los últimos años, a USD50 por barril. Sin embargo, este promedio oculta algunas diferencias importantes entre áreas y operadores, de casi $25 por barril para algunos operadores a $90 por barril para algunos países.
Ahora que los empleos –y por tanto el crecimiento de EEUU – están en riego, la administración probablemente no va a relajarse. En 1986, el Presidente Bush solicitó a Riyadh aumentar los precios del petróleo porque le preocupaba el impacto de la caída de los petroprecios en la economía. El Presidente Trump podría intentar algo similar, especialmente porque Texas y las Dakotas son estados electorales clave.
Fuera de EEUU, Noruega se encuentra entre un grupo de exportadores de petróleo que podrían perder si la guerra de precios se prolonga. Si bien muchas de las mayores economías emergentes importan petróleo, Rusia y Brasil destacan como exportadores de petróleo. Desde una perspectiva de mercado, si bien muchos mercados emergentes se benefician de precios de petróleo más bajos, las noticias tienden a englobar a todos los países en la esfera negativa, como vimos en 2015, y los activos emergentes en general tienden a sufrir.

Lo feo

Arabia Saudita y Rusia tienen la capacidad de mantener esta batalla por un tiempo, y entre más dure, más daño colateral habrá. Dicho esto, afectar a los productores de esquisto de EEUU es un beneficio limitado –y podría ser el objetivo final de Rusia – por lo que daño colateral es un término ambiguo. También podríamos ver una ola de impagos, y fallas en los mercados de crédito que conducirán a problemas adicionales de crédito. Los bajos petroprecios, junto con una ya débil demanda y crecimiento, podrían conducir también a temores deflacionarios. Las tasas de interés podrían caer más ya que los mercados ya están considerando tasas de interés de 0 en EEUU, así como más recortes, lo que sugiere que los bancos podrían continuar su afectación. Esta es una de las razones por las que la baja capitalización en EEUU se ve impactada, ya que incluye tanto a los productores de esquisto como a pequeños bancos. Los bancos europeos tampoco serán inmunes, ya que las bajas tasas en EEUU sugieren incluso menores tasas – por más tiempo – en el viejo Continente. En otras partes, Arabia Saudita tiene más capacidad de maniobra para producir, pero si el petróleo se queda en torno a los USD35, el Reino registraría un déficit de casi 15% en 2020 (sin ningún ajuste). Otros países que sufrirán un grave impacto presupuestal además de una ya precaria situación son Irán, Venezuela y Nigeria, donde los precios promedio van por encima de los USD80 por barril.
Finalmente, en décadas recientes el mercado ya está muy regulado con los miembros de la OPEP que fungen como productores para lograr estabilidad de precios. Sin Arabia Saudita como un productor de apoyo, podríamos ver la inestabilidad en los precios en las próximas semanas.

Conclusion

En su mayor parte, el impacto va a depender de qué tanto duren los precios bajos. No creemos que Rusia se desista pronto, ya que cuenta con la disposición y capacidad de hacer daño a otros productores. Como tal, continuaremos monitoreando de cerca el segmento crediticio por cualquier señal de más riesgo sistémico, de deterioro de la liquidez y de efectos en cascada en otros segmentos más allá del alto rendimiento.