Una caída en las monedas sudamericanas amenazó con convertirse en una desbandada la semana pasada, con tres de las monedas más negociadas de la región en mínimos históricos.
El peso colombiano se hundía a medida que el Presidente Iván Duque no lograba sofocar intensas manifestaciones antigubernamentales.
Brasil que ha evitado esa turbulencia política extrema, también vio su moneda alcanzar un mínimo histórico, lo que obligó al banco central a intervenir por tercera vez en dos días.
Mientras que el peso chileno se debilitó con fuerza, tras varias noches con hechos de violencia, tras otra jornada de paro en el país. El rally alcista del dólar en Chile, obligó al Banco Central a intervenir con un plan de respaldo por US$20.000 millones.
La moneda de Chile bajó 11% en el último mes, después de los peores disturbios sociales desde que la restauración de la democracia en 1990 amenazara con frenar el crecimiento económico, consignaba las agencias internacionales.
Hay una razón por la que se ha denominado el equivalente latinoamericano de la Primavera Árabe, aseguró Omotunde Lawal, un administrador de dinero para Barings en Londres. El analista añadió que las monedas se están ajustando a los eventos idiosincrásicos en cada país.
Si bien no está en el radar de tantos inversionistas, el peso de Uruguay también estuvo debilitado y cotiza en su nivel más débil contra el dólar. La moneda tiende a seguir de cerca al peso argentino, que está cerca de su propio mínimo histórico y aguantado por un estricto cepo en tanto se prepara el cambio de mando el próximo martes.
América Latina es el hogar de las tres monedas de mercados emergentes con peor desempeño este año en el mundo: el peso argentino (-37%), el peso chileno (-16,9% hasta el viernes pasado) y el real brasileño (-9,1%). Solo el peso mexicano (0,4%) ha subido frente al dólar durante ese lapso.