La centroizquierda que gobierna Uruguay desde hace más de 14 años tendrá que medirse el próximo mes en un balotaje con sus rivales de centro para definir la presidencia del país, después que no lograra el domingo una diferencia definitiva.
Los sondeos proyectaban una ventaja para el oficialista Frente Amplio con 40% de los votos, que no alcanzarían para consagrarse en primera vuelta. Las estimaciones daban un 29% de los sufragios para Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional.
El propio candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, reconoció por la noche la segunda vuelta contra Lacalle. Felicito a quien será mi contrincante en la segunda vuelta, dijo en un acto en las afueras de su comando de campaña. De acuerdo con las reglas electorales, si ningún candidato supera el 50% de votos en la primera vuelta, los dos con más sufragios volverán a enfrentarse el último domingo de noviembre.
Unos 2,7 millones de uruguayos acudieron a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, además de renovar completamente las dos cámaras del legislativo.
Martínez reivindica las tres gestiones anteriores de signo progresista del Frente Amplio y basa su propuesta en profundizar un modelo de desarrollo económico con inclusión social.
Desde la oposición, Lacalle Pou ahora liderará una coalición de agrupaciones conservadoras que podría desplazar al Frente Amplio tras una larga serie de administraciones que comenzó en 2005.
El tercero en la votación con 11% de los votos proyectados, Ernesto Talvi del Partido Colorado, anunció el domingo su apoyo en la segunda vuelta a Lacalle. Uruguay precisa un cambio, invitamos a nuestros votantes a respaldar a Lacalle Pou, haremos campaña por su candidatura, dijo Talvi.