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Reino Unido en la encrucijada: nuevo primer ministro y cómo encarar el polémico Brexit

Martes, 23 de julio de 2019 - 10:10 UTC
Los dos candidatos, Boris Johnson y Jeremy Hunt Los dos candidatos, Boris Johnson y Jeremy Hunt

Con un ambiente político tenso y en medio de renuncias varias, comenzó en el Reino Unido una crucial semana en la que los conservadores elegirán si Boris Johnson o Jeremy Hunt será el primer ministro que reconduzca la difícil tarea de gestionar el Brexit, la salida de la Unión Europea, un tema que ya desató una crisis política y la renuncia de dos antecesores en el cargo.

La formación en el poder anunciará al ganador este martes, y el miércoles se procederá al cambio de primer ministro cuando May acuda al Palacio de Buckingham para comunicarlo a la reina Isabel II.

Un total de 160.000 miembros del Partido Conservador decidieron la suerte de 66 millones de británicos, en una votación que terminó este lunes las 16 hora local y puso fin a una extensa campaña interna para elegir al reemplazante de Theresa May, que dimitió el 7 de junio en el marco de la crisis desatada por el Brexit.

Diez diputados “tories” se presentaron para la sucesión de la premier, pero solo dos sobrevivieron a la etapa final, el ex canciller y ex alcalde de Londres, Johnson y el actual canciller Hunt. La mayoría de los analistas y sondeos dan a Johnson como favorito.

Este martes se conocerá quién será el nuevo primero ministro británico y el miércoles se procederá al cambio de mando con Theresa May. Después, el nuevo premier también tendrá una reunión con la jefa de Estado, antes de volver a la residencia oficial de Downing Street para empezar a nombrar a sus ministros.

Poco más de tres años después de celebrado el referendo que decidió el divorcio británico del bloque continental, este hecho es el protagonista absoluto de la realidad política, económica y social del país, sumido en la incertidumbre.

Aún dentro del bloque que debió haber abandonado el 29 de marzo y sin la certeza de quién conducirá hasta el 31 de octubre este controvertido proceso que ya significó la renuncia de los primeros ministros (David Cameron y Theresa May), Londres aún lleva a cuestas todas las incógnitas acerca de qué significa verdaderamente el divorcio.

Pasaron más de mil días desde que los británicos decidieron salir de Europa por un 51,9% y la crisis desatada en el país constituye el más potente factor de disuasión para desincentivar el temido efecto contagio en otros países de la UE.

Durante la campaña para la elección, Johnson dejó claro que cumplirá con la fecha del controvertido divorcio del bloque regional previsto para el 31 de octubre, un proceso que calificó de “a todo o nada” y que ha hecho temer sobre la posibilidad de que el país salga de la UE sin acuerdo con el resto de los países, considerado como un Brexit duro.

Esta alternativa configura una tensa atmósfera política en suelo británico, que este lunes se profundizó con la renuncia del secretario para Europa y las Américas, Alan Duncan.

”Dimito un par de días antes para ser libre de expresar mis opiniones antes de que usted (May) ceda el cargo“, afirmó Duncan, feroz detractor de de Johnson, a quien tuvo como de jefe en la cancillería hasta su dimisión del primero en julio de 2018.

En las últimas horas había hecho lo propio el ministro de Finanzas, Philip Hammond, quien durante una entrevista concedida a la cadena BBC anticipó que renunciará a su puesto si Johnson resulta designado primer ministro.

Hammond es contrario a implementar un Brexit sin acuerdo. ”Si suponemos que Boris Johnson se convierte en el próximo primer ministro, entiendo que las condiciones para estar en su gobierno incluirán la aceptación de una salida sin acuerdo y eso es algo a lo cual nunca podré adherirme“, declaró Hammond. ”Estoy seguro que no voy a ser destituido porque voy a renunciar antes”, agregó.

Con Hammond, ya son tres los ministros que, en una semana, han dicho que renunciarán para intentar evitar ese escenario.

El Reino Unido se prepara para su salida de la Unión Europea, postergada hasta el 31 de octubre, sin que se vean grandes avances en las negociaciones entre Londres y Bruselas, por lo que un Brexit duro no está descartado. Los economistas afirman que una salida sin acuerdo podría provocar una catástrofe en la economía británica.