Los indicadores económicos demuestran que la confianza del consumidor en Brasil cerró 2018 en el mayor nivel desde hace cinco años, en los 93,8 puntos, tras dos duros años de recesión, en 2015 y 2016, y un modesto crecimiento en los dos siguientes.
Así, los especialistas aseveran que la tormenta ya pasó y creen que la política neoliberal propuesta por el nuevo Presidente, Jair Bolsonaro, reinserta a Brasil en el camino correcto.
Lo anterior, según los expertos, permitirá la atracción de capital extranjero al país y, consecuentemente, la mejora del ambiente de negocios, explicó la economista de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), Virene Matesco. Con esta mejora del ambiente de negocios para las empresas, la confianza de las personas para consumir también tiende a aumentar, explicó Matesco.
Pero pese a las buenas proyecciones para este año -para el que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento de un 2,5%-, Matesco alertó que la recuperación de Brasil se dará en un primer momento mucho más en la reactivación de la economía que en la generación de empleo propiamente dicha.
Habrá contrataciones, pero tímidas. Solo tendremos un respiro y llegaremos a niveles razonables de desempleo en 2021, 2022, analizó la economista. Pese a que la tasa de desempleo oficial ha caído hasta el 11,6%, lo que supone unos 12,2 millones de desempleados, Brasil cerró el año pasado con una cifra récord de personas que trabajan en la informalidad.
Es decir, aunque las estadísticas apunten para una pequeña caída en la tasa de desempleo en los últimos años, el sector laboral sigue reaccionando de una forma muy lenta y precaria a la crisis, comentó el economista de la FGV Mauro Rochlin. Solo podremos hablar de una retomada consistente de la economía cuando pasemos a observar un mercado laboral más vigoroso, resaltó Rochlin.
Para el economista, por esta razón -y pese a los consecutivos récords de la Bolsa de Valores de Sao Paulo- todavía no es posible hablar de una euforia por parte del mercado. A su juicio, los inversionistas siguen desconfiados y aún anhelan ver qué será entregado por el Gobierno Bolsonaro.
La bolsa alcanzó ahora los 97.000 puntos, pero el año pasado ya se decía que podría haber roto los 100.000 puntos. Así que no se puede hablar de un alza meteórico, explosivo de la bolsa, recalcó Rochlin. Luego del colapso de Vale Otro factor que podría pesar en la recuperación de la mayor economía latinoamericana es la reacción ante los próximos pasos del gigante minero Vale, dueño de la presa que colapsó el último día 25 y que ha dejado más de 130 muertos y unos doscientos desaparecidos. Desde la tragedia, el mayor productor y exportador de hierro del mundo ha perdido más de US$13.650 millones en valor de mercado.
Aun así, las promesas de Bolsonaro de poner en marcha una agenda de reformas y apostar por una mayor apertura económica parecen haber contagiado al empresariado brasileño, incluso a los pequeños comerciantes del país, que confían en que ese escenario negativo prontamente será revertido.