La economía británica dependió de sus hogares para impulsar el crecimiento en los tres meses hasta septiembre, porque las empresas, preocupadas por el Brexit, recortaron la inversión por el período más largo desde la crisis financiera mundial, según datos oficiales.
Las cifras también mostraron que el déficit de la balanza de pagos del país fue el más amplio en dos años.
La Oficina de Estadísticas Nacionales confirmó una estimación preliminar de que la economía de Gran Bretaña, la quinta más grande del mundo, creció un 0,6% en el tercer trimestre respecto de los tres meses anteriores.
La expansión fue la mayor desde finales de 2016, gracias a que los consumidores gastaron mucho durante el Mundial de Fútbol y una ola de calor.
Pero datos más recientes sugieren que el crecimiento se está desacelerando considerablemente antes de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) en menos de 100 días, y a medida que la economía mundial se debilita.
La primera ministra, Theresa May, enfrenta una profunda oposición en su partido conservador al acuerdo de divorcio que negoció con la UE, lo que aumenta el riesgo de una salida “sin acuerdo”, algo que podría afectar a la economía.
Rob Kent-Smith de la oficina de estadísticas dijo que las familias gastaron más de lo que recibieron por octavo trimestre consecutivo, algo sin precedentes, lo que plantea dudas sobre su capacidad para seguir gastando y sobre el que ha sido el motor de la economía del país.
“El panorama a largo plazo sigue siendo moderado y la inversión empresarial ahora ha caído durante tres trimestres consecutivos”, dijo Kent Smith.