El índice de precios al consumidor (IPC) registró en noviembre en Argentina un alza del 3,2% respecto de octubre, cuando se anotó un 5,4%, y aunque se percibe una leve desaceleración, en lo que va de año el país arrastra una cifra, el 43,9%, que es la mayor de los últimos 28 años.
Estos datos ya superan a los registrados durante la crisis económica de 2002 (40,9 %) y es la mayor inflación anual acumulada desde 1991, cuando durante el Gobierno de Carlos Menem (1989-1999) el IPC fue del 84%, arrastre de la hiperinflación de los últimos años de Presidencia de Raúl Alfonsín (1983-1989).
“La fuerte y consistente caída de la inflación se ve con claridad: septiembre 6,5%; octubre 5,4%; noviembre 3,2%. La caída de las expectativas de inflación harán caer las tasas de interés para volver al crecimiento”, expresó el oficialista Federico Pinedo, presidente provisional del Senado, en su cuenta de Twitter.
Como cada mes, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) publicó el informe detallado de la evolución de precios, marcados desde el segundo trimestre por la abrupta devaluación del peso ante el dólar, una moneda a la que la economía argentina está fuertemente atada.
Según los datos oficiales, los precios al consumidor aumentaron en noviembre un 48,5% respecto al mismo mes de 2017, principalmente en los sectores del transporte (68,2%), y el de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (66,7%).
Estos incrementos se deben principalmente por la política de actualización de las tarifas de servicios públicos que lleva a cabo el Gobierno de Mauricio Macri, que ha generado desde el primer momento una fuerte controversia y críticas por parte de sectores de la oposición y organizaciones sociales y sindicales.
Para 2018, antes de las turbulencias cambiarias, el Gobierno de Mauricio Macri había establecido una pauta de inflación del 10%, que luego elevó al 15%, meta que finalmente dio por descartada a mediados de año, cuando el aumento de tipos de interés en Estados Unidos provocó una fuerte fuga de capitales de los mercados emergentes como Argentina al país norteamericano.
La fuerte devaluación en favor del dólar que derivó de aquella situación, sumada a factores como la sequía que afectó al campo a principios de año generaron grandes desequilibrios en una economía que entró en recesión tras varios trimestres creciendo y llevó al gobierno a pactar un acuerdo de asistencia financiera con el Fondo Monetario Internacional.
“Tres años bastaron para romper todas las promesas y destrozar al pueblo. Sumar deuda, inflación, pobreza y dolor a las familias”, criticó hoy José Luis Gioja, presidente del Partido Justicialista, tradicional formación peronista.
La semana pasada, el Banco Central (BCRA), en un informe de expectativas de mercado realizado por economistas de confianza del organismo, mantuvo su pronóstico de un 47,6% de inflación para este año y adelantó su pronóstico del 27,9% para 2019.
No obstante, el proyecto de Presupuesto para el próximo ejercicio, con el que el Ejecutivo busca alcanzar el equilibrio fiscal, prevé una inflación acumulada del 34,8%, producto del arrastre del 2018, aunque proyecta para diciembre próximo el 23% interanual.
“Estamos todavía atravesando meses muy difíciles”, dijo el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, al intervenir el pasado martes en una conferencia en Buenos Aires, en la que reconoció que bajar la inflación “no es algo que se logra de un día para otro”, sino que requiere “perseverar” y ser “muy cauteloso” en un contexto de “incertidumbre” internacional y doméstico.
El IPC -siempre caballo de batalla de la economía argentina- acumuló en 2017, antes de la caída del peso, un aumento del 24,8 %, sensiblemente menor al aumento del 36,2 % de 2016, primer año del Gobierno de Macri.
El titular del BCRA asumió como “errores del Gobierno” que se hubiera subestimado la dificultad de “corregir los desequilibrios”, sobre todo el fiscal, y la velocidad a la cual podrían cambiar las condiciones internacionales”.
Al llegar al cargo a finales de septiembre, Sandleris anunció un nuevo esquema monetario por el que se ha conseguido estabilizar el dólar, lo que se ha reflejado en la desaceleración de la inflación, a pesar de mantener unos altos tipos de interés.
“Sigue siendo alta la inflación en Argentina, pero creemos que estamos avanzando en la dirección correctas”, concluyó Sandieris.