El ministro de seguridad de la ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, renunció el lunes a su cargo, como consecuencia del desprolijo operativo del sábado que no pudo impedir que el autobús que llevaba a los jugadores de Boca Juniors al estadio Monumental de River Plate fuera atacado por gamberros del equipo local.
Los dos clubes de fútbol más importantes del país se enfrentaban en el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores después de un empate 2-2 en el estadio Bombonera de Boca quince días atrás. Pero dado que el capitán de Boca, Pablo Pérez, se lesionó el ojo izquierdo debido a pedazos de vidrio roto del bus, mientras que algunos de sus compañeros resultaron afectados por los gases lacrimógenos de la policía, el juego tuvo que ser reprogramado tres veces el sábado, luego pospuesto para el domingo y eventualmente cancelado a cuenta de una decisión que tomará el martes la Confederación Sudmericana de Fútbol (Conmebol) en su sede central en Asunción, Paraguay.
El operativo [de seguridad] podría haber sido mejor, admitió el alcalde Horacio Rodríguez Larreta, ya que Buenos Aires está a pocos días de ser sede de la Cumbre del G-20 con dignatarios del más alto nivel de los principales países del mundo.
Los deberes de Ocampo serán asumidos por el vicealcalde Diego Santilli, según se anunció.
La ironía de todo esto radica en el hecho de que las autoridades gubernamentales, tanto de la ciudad como de la nación, reclamaron todo el fin de semana que los violentos barrabrava fueran rechazados por la gente, al tiempo que admitieron algún tipo de conexión entre estos grupos y las directivas de los clubes de fútbol.
En ambos niveles, es la línea política de Mauricio Macri, quien primero fue presidente de Boca Juniors y luego se convirtió en alcalde de Buenos Aires, no sin antes asegurarse de que Daniel Angelici fuera elegido para sucederlo en el club. En la misma campaña electoral boquense tuvo activa participación el compadre (cada uno es padrino de un hijo del otro) de Angelici: Martín Ocampo, quien siempre ha reconocido ser fanático de River Plate.
Ocampo se desempeñó como legislador de la ciudad y luego como fiscal jefe durante los años de Macri. Se convirtió en Ministro de Seguridad cuando Larreta, jefe de gabinete porteño en tiempos de Macri, asumiera el cargo para suceder a su patrón, que se mudaba a la Casa Rosada.
Mientras tanto, el padre de Santilli, Hugo, fue presidente de River Plate en la década de 1980 cuando el club ganó su primer título de la Copa Libertadores. Y su hermano Darío es miembro de la junta directiva actual de River Plate.
En este contexto y según lo que decida la Conmebol, podría tener lugar un nuevo intento por jugar la tantas veces postergada final.
MercoPress - Buenos Aires