En su muy esperada memoria, Becoming, Michelle Obama, ex primera dama estadounidense, se apega en gran medida a su viejo principio de ser positiva ante los ataques políticos y personales: “Cuando ellos se rebajan, nosotros nos elevamos”.
Sin embargo, no se contiene del todo. Obama denuncia al presidente Donald Trump por el sexismo y la misoginia que exhibe y además enfatiza en el hecho que promovió la teoría conspirativa con la que se cuestionó la ciudadanía de Barack Obama.
Describió su campaña para desacreditar a su esposo como “demente y miserable, desde luego, con su intolerancia y xenofobia apenas ocultas”, así como peligrosa. “Donald Trump, con sus insinuaciones estridentes e imprudentes, estaba poniendo en peligro la seguridad de mi familia. Jamás se lo perdonaré”.
Becoming, luce encaminado a ser uno de los grandes éxitos del año; la primera edición es de tres millones de copias a nivel mundial y tendrá un lanzamiento internacional en 31 idiomas.
Las memorias llegan en un momento en que Michelle y Barack Obama han regresado a la vida pública después de haber adoptado un perfil bajo en los meses subsecuentes a la elección presidencial de 2016.
Barack Obama hizo campaña de manera enfática a favor de los candidatos demócratas en las elecciones intermedias y Michelle Obama ha lanzado un nuevo proyecto educativo para niñas adolescentes y una iniciativa para promover el registro y la participación electorales.
Becoming, del que The New York Times recibió una copia anticipada, es en muchos aspectos un libro bastante convencional para una primera dama estadounidense: un punto de vista de primera mano acerca de cómo fue vivir algunas tragedias nacionales y otros grandes sucesos en uno de los puestos de más alto perfil en el mundo.
Describe los altibajos de los ocho años que su esposo pasó en el cargo, como enterarse de la impactante noticia de la masacre de Sandy Hook en Newtown, Connecticut, cuando Barack Obama le pidió que estuviera a su lado para consolarlo, algo que rara vez hacía durante sus horas laborales, y el momento en que le dijo que la misión de asesinar a Osama bin Laden resultó exitosa.
No obstante, como la primera mujer negra en convertirse en primera dama de Estados Unidos, la experiencia de Obama no fue nada típica y escribe sobre cómo sintió un mayor escrutinio que sus predecesoras.
“Me sentí agradecida y emocionada de ser la primera dama, pero en ningún momento pensé que tendría un papel fácil o glamuroso”, escribe. “Nadie que se asocie con las palabras ‘primera’ y ‘negra’ se sentirá así jamás”.
Describe haber querido proteger a sus hijas de quedar sobreexpuestas por la vida pública y recuenta las dificultades de haber sufrido un aborto espontáneo. Revela, por primera vez, que Malia y Sasha fueron concebidas a través de la fecundación in vitro y describe haberse sentido resentida por tener que inyectarse los tratamientos mientras su esposo estaba trabajando en la legislatura estatal de Illinois.
“Nada de esto era su culpa, pero no era una situación equitativa tampoco”, escribe.
A pesar de algunos pasajes reveladores y un tono íntimo (detalla el cortejo de Barack Obama y describe una ráfaga de “lujuria, gratitud, realización, asombro”), no es sorprendente que Obama no baje la guardia por completo, una postura protectora que es consistente con su imagen pública.
Casi al final del libro, Obama señala a Trump y denuncia sus políticas y su tono en términos radicales.
“He tenido noches de desvelo, furiosa por lo que ha sucedido. Ha sido angustiante ver cómo el comportamiento y la agenda política del presidente actual han causado que muchos estadounidenses duden de sí mismos y también duden y teman de los demás”, escribe. “A veces me pregunto cuál podría ser la conclusión”.
Después que se dieran a conocer fragmentos como este antes de la publicación, Trump respondió con una nueva acusación. “Le pagaron mucho dinero para escribir un libro y siempre esperan un poco de controversia”, dijo Trump.
“Yo también puedo ser controvertido: jamás le perdonaré [al presidente Barack Obama] lo que hizo con las fuerzas armadas de Estados Unidos. Estaban en ruinas, y yo tuve que arreglarlo”, aseguró. “Lo que les hizo a nuestras fuerzas armadas provocó que nuestro país fuera muy peligroso para todos”.
En cuanto a la cuestión que seguramente se mencionará a menudo en la gira de su libro, Obama intenta acabar con la especulación de que se está preparando para una carrera en la política.
“Nunca he sido fanática de la política, y mi experiencia a lo largo de los últimos diez años ha hecho poco para cambiar mi actitud”, escribe.