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Desnutrición y obesidad en América Latina, según informe anual de ONU

Jueves, 8 de noviembre de 2018 - 08:56 UTC
En América Latina el 8,4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres En América Latina el 8,4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres

Argentina, junto con Venezuela y Bolivia, son los tres países de Latinoamérica en los que más creció el número de personas con hambre, según un nuevo informe de Naciones Unidas que también alertó que la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad son problemas frecuentes en la región.

El Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018, se centra en el estrecho vínculo entre la desigualdad económica y social y los mayores niveles de hambre, obesidad y malnutrición de las poblaciones más vulnerables, entre ellas las personas de menores ingresos, las mujeres, los indígenas, los afro-descendientes y las familias rurales.

Según el informe, en América Latina el 8,4% de las mujeres viven en inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres, mientras que las poblaciones indígenas sufren por lo general mayor inseguridad alimentaria que las no indígenas. En diez países, el 20% de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que el 20 % más rico.

El texto indica que una de las principales causas del alza de la malnutrición en los grupos de población especialmente vulnerables son los cambios que sufrieron los sistemas alimentarios de la región -el ciclo de los alimentos desde su producción hasta su consumo. Estas modificaciones han afectado a toda la población, pero sus efectos más adversos los sufren los sectores más excluidos de la sociedad, los cuales, si bien han aumentado su consumo de alimentos saludables como leche y carne, muchas veces deben optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, ya que tienen menor costo.

Por ello, la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), llaman a los países a aplicar políticas públicas que combatan la desigualdad y promuevan sistemas alimentarios saludables y sostenibles.

La obesidad se convirtió en la mayor amenaza nutricional de la región. Casi uno de cada cuatro adultos es obeso. El sobrepeso afecta al 7,3 % (3,9 millones) de los niños y niñas menores de 5 años, una cifra que supera el promedio mundial de 5,6 %, indica el informe.

“La obesidad está creciendo descontroladamente. Cada año estamos sumando 3,6 millones de obesos a esta región. 250 millones de personas viven con sobrepeso, el 60% de la población regional. La situación es espantosa”, dijo el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.

Según el Panorama, el hambre afecta a 39,3 millones de personas, el 6,1% de la población regional. Entre 2015 y 2016, el número de individuos subalimentados creció en 200 mil personas. Entre 2016 y 2017, el incremento fue de 400 mil; esto muestra que la velocidad del deterioro está aumentando.

Desde 2014, Argentina, Bolivia y Venezuela vieron incrementos en su número de personas subalimentadas. El mayor aumento ocurrió en Venezuela: 600 mil personas más sólo entre 2014-2016 y 2015-2017.
Venezuela es hoy uno de los países con mayor número de personas subalimentadas en la región (3,7 millones, el 11,7 % de su población), junto con Haití (5 millones, el 45,7% de su población) y México (4,8 millones, 3,8% de su población). Cabe destacar que en Haití y México el hambre se redujo en los últimos tres años, así como en Colombia y República Dominicana. Son los únicos cuatro países que han logrado esta reducción desde 2014.

Once países mantienen sin cambios su cantidad de personas subalimentadas: Chile, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú. Por su lado, Brasil, Cuba y Uruguay son los tres países de la región con porcentajes de hambre inferiores al 2,5 % de su población.