Las familias argentinas hacen frente a una inflación del 30%. Las empresas en Turquía podrían irse a la quiebra debido a sus crecientes deudas. Sudáfrica declaró haber entrado en recesión y en Indonesia la rupia se depreció a su menor nivel en 20 años. Con todo, los inversionistas que apostaron por los mercados emergentes, sin duda, sufrirán grandes pérdidas este año. Es que muchas naciones en desarrollo están siendo sacudidas por una agitación financiera en momentos en que los inversionistas sopesan el impacto de las crecientes tasas de interés y las disputas comerciales en estas economías de rápido crecimiento, pero a menudo frágiles.
Así, el temor que existe actualmente es que las grandes pérdidas que puedan sufrir algunos mercados en desarrollo afecten el sistema financiero mundial, como ha sucedido en el pasado, en particular a fines de la década de 1990, cuando varias naciones asiáticas requirieron rescates financieros. Y es que según especialistas de Ashmore Investment Management, la volatilidad de los mercados emergentes es la más alta desde la crisis de hace una década, crisis que puso en evidencia cómo los problemas en una parte del mundo pueden repercutir en la economía mundial.
Se considera que la principal razón de la inquietud en los mercados emergentes es la decisión de la Reserva Federal de subir de a poco las tasas de interés. Aquí la explicación: El Banco Central estadounidense subió su principal tasa en junio a entre un 1,75% y un 2%, y el mercado espera nuevos incrementos.
Pero las tasas de interés en Estados Unidos estuvieron casi en cero por casi una década, alentando a los inversionistas a comprar bienes o prestar dinero en los mercados emergentes, en la esperanza de conseguir grandes dividendos. En otras palabras, los aumentos recientes en las tasas de interés de la Fed hacen que algunos bienes estadounidenses resulten más atractivos, ante lo cual los inversionistas están retirando dinero de los mercados emergentes. Esto sacó a la luz las vulnerabilidades de algunas naciones: Argentina y Turquía son considerados dos de los países más expuestos debido a una cantidad de factores y, así, el peso argentino perdió más de la mitad de su valor este año y casi lo mismo sucedió con la lira turca.
El incremento en las tasas de interés estadounidenses fortalece al dólar, que aumentó un 3,3% este año en relación con una serie de divisas. En casos como el del peso argentino, el aumento fue sustancial y lo mismo ha pasado, aunque en menor medida, con el peso chileno los últimos días.
El incremento del dólar hace que la deuda contraída en esa moneda sea más costosa -situación que enfrentan países como Argentina y Turquía-. Entonces las devaluaciones de las divisas locales hacen que los inversionistas extranjeros huyan de las acciones y los bonos de los mercados emergentes. Y como reflejo de ello, el índice MSCI de Mercados Emergentes bajó un 15% este año. Es que la retirada de los inversionistas extranjeros agrava los problemas de las divisas y aumenta las presiones para que los bancos centrales suban sus tasas de interés, lo que a su vez complica el crecimiento.
Así, los bancos centrales de Turquía, Indonesia y la India aumentaron su tasa de interés básica en parte para subir las ganancias de los inversionistas extranjeros y renovar la confianza. Y en el caso más extremo, Argentina subió su principal tasa 15 puntos porcentuales a 60%, en un esfuerzo desesperado por frenar la caída del peso después de que el presidente Mauricio Macri anunció que el país usará por adelantado un préstamo de 50.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional.
La situación financiera actual es tan peligrosa como cuando quebró el banco estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008 afirma Jean-Claude Trichet
El futuro de las economías de estas naciones -y el posible impacto de sus problemas en otros mercados- dependerá en buena medida de si sus aumentos en las tasas de interés y sus reformas económicas logran estabilizar sus divisas en relación con el dólar.
De todas formas, Neil Mellor, estratega de divisas de BNY Mellon, dice que la situación global no parece tan grave como la que enfrentó Asia en 1997, cuando problemas financieros parecidos hicieron que varias naciones necesitaran paquetes de rescate del FMI. Pero hay numerosos temas complejos que podrían afectar la confianza de los inversionistas, expresó.
Las crecientes tensiones comerciales desatadas por la política de Estados Unidos generan incertidumbre y hacen que la agitación resulte más fuerte todavía en los mercados emergentes. Turquía es un buen ejemplo: una de las razones por las que su moneda se devaluó tanto en los últimos meses fue la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de duplicar las tarifas de importación del acero y el aluminio turcos porque esa nación detuvo a un pastor protestante estadounidense.
El temor de una guerra comercial entre Estados Unidos y China contribuye al panorama sombrío de los mercados emergentes. Los indicadores económicos presagian una desaceleración mayor que la anticipada de la economía china y una guerra comercial con Estados Unidos solo agravaría las cosas y aumentaría las presiones sobre el yuan y las acciones del gigante asiático. Por ahora, los analistas no anticipan una nueva crisis mundial. Pero hay que tener en cuenta que algunos países son más vulnerables que otros. Así Argentina y Turquía sobresalen entre las economías emergentes con más problemas a resolver, como mejorar el presupuesto, pagar la deuda en divisas extranjeras y reducir la inflación.
De todas formas, la mayoría de los expertos opina que las economías emergentes son hoy más fuertes que hace una década, cuando la crisis financiera mundial causó estragos en sus mercados, por lo que el desenlace de lo que se vive hoy, no debería estar a esa altura. ¿Y cuál es el riesgo para los países desarrollados? Aunque la amenaza de la suspensión de pagos no se disparó, aún subsiste la duda acerca de si estas turbulencias en las economías emergentes deben preocupar a los países más desarrollados.
Las cosas podrían empeorar, algunas calificaciones podrían ser rebajadas, pero no contemplamos situaciones de default en estos países ya que creemos que tienen bastante flexibilidad para superar la crisis, indicó el analista de S&P Global Ratings, Joydeep Mukherji.
Por su parte, los analistas de JP Morgan, declararon que las economías con regímenes de cambio más flexibles, políticas monetarias y fiscales disciplinadas y con reservas adecuadas, deberían una vez más ser los más resistentes a la tormenta. Hay un riesgo de contagio para algunas economías desarrolladas que puede extenderse al resto. Es el caso de Alemania o Japón, dos economías industrializadas que actualmente se enfrentan a la caída de la demanda internacional, teme la economista francesa Véronique Riches-Florès.