El Partido de los Trabajadores (PT) brasileño se encuentra analizando los pasos a seguir de cara a las elecciones de octubre, apuntando sus dardos de campaña, entre otros, hacia la justicia electoral que inhabilitó a su candidato, el preso “Lula” da Silva.
El ex Mandatario debe recibir el lunes 3 de septiembre a su compañero de partido, Fernando Haddad, en la cárcel de Curitiba, donde cumple una condena de más de 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero. En esa reunión se espera que marquen el rumbo del partido luego que el Tribunal Superior Electoral (TSE) invalidara su candidatura.
”Cada semana decidimos la estrategia jurídica y política a la luz de los acontecimientos de la semana anterior. (...) Entonces si hubiera novedades (sobre cambios en la candidatura) será mañana, sostuvo este domingo Haddad en una conferencia de prensa en Maceió.
Hasta las últimas consecuencias ¡El PT jamás abandonará a Lula! Defendemos su derecho a ser candidato hasta las últimas consecuencias”, desafió la presidenta del partido Gleisi Hoffman este domingo en su cuenta de Twitter, al reiterar que continuarán presentando recursos ante la justicia. Ni Hoffman ni el PT detallaron dónde interpondrán los recursos, pero estarían barajando hacerlo ante el Tribunal Superior de Justicia (STJ) y el Supremo Tribunal Federal (STF). Este último se encarga de labores constitucionales. ”El más perjudicado en esta estrategia es el propio partido. (...) No entiendo cuál es el motivo de insistir en esa estrategia de la candidatura del ex Presidente en vez de buscar a otra persona, señaló Ivar Hartmann, profesor de derecho público de la Fundación Getulio Vargas.
El Tribunal Superior Electoral, que la madrugada del sábado rechazó la candidatura de Lula en el marco de la ley de Ficha Limpia -que impide a un condenado en segunda instancia presentarse a cargos electorales-, dio plazo al PT hasta el próximo 12 de septiembre para encontrarle un reemplazante al líder, prohibió realizar actos de campaña por Lula y ordenó retirar su nombre de las urnas electrónicas. Pero en los anuncios de campaña transmitidos en el horario gratuito del fin de semana el partido insistió en la imagen del ex Mandatario. Y en redes sociales llaman a usar el hashtag #Lulaço.
Es la propuesta del PT desde el comienzo: extender al máximo la agonía de Lula, la posibilidad que ocurra un milagro. O que ese drama fortalezca la campaña de Haddad en caso que sea designado candidato, estimó el politólogo Murillo de Aragao, al diario O Globo. El ex Mandatario, de 72 años, se mantiene como el principal favorito de las encuestas, donde se proyecta con un 39% de las intenciones de voto, 20 puntos más que su más inmediato seguidor, el ultraderechista Jair Bolsonaro, según Datafolha.
Cada semana decidimos la estrategia jurídica y política a la luz de los acontecimientos de la semana anterior. (...) Entonces si hubiera novedades (sobre cambios en la candidatura) será mañana, explicó Fernando Haddad.
La transferencia de votos es muy pequeña. Si la sustitución (de la candidatura de Lula) no ocurriera en 10 o 15 días, puede ser que (la transferencia de votos de Lula a Haddad) no ocurra. Ese es el riesgo, agregó De Aragao.
Hasta el momento, Haddad -que en un escenario sin Lula registra una intención de voto de solo 4%- realiza campaña como representante del ex Presidente. El problema de la candidatura de Haddad es claramente que no se le conoce (...). Él no es conocido más allá del Estado de Sao Paulo”, sostuvo Eduardo Grin, analista político de la Fundación Getulio Vargas.
Haddad es ex alcalde de Sao Paulo, tiene 55 años, fue Ministro de Educación bajo los gobiernos de Lula y de su sucesora, Dilma Rousseff (2011-2016). Su trayectoria lo posicionó en el corazón de la maquinaria del PT, pero sin salir nunca de la sombra de su mentor. Insistir con la candidatura de Lula ”perjudica a Haddad, (...) perjudica la imagen del partido ante el elector porque parece que no hay otras personas competentes dentro del partido”, agregó Hartmann.