El peso argentino sufrió su mayor pérdida diaria del año y tocó un nuevo mínimo en su historia, cerrando a 39,87 pesos por dólar, luego de tocar 42 pesos. Así, en dos días, acumula una depreciación de casi 20% y de 53% en lo que va del año, algo que ha convertido a la divisa argentina en la que más se ha desvalorizado en el mundo.
Así, con una moneda que se derrumba, una tasa de interés al 60% y una serie de inversiones esquivas, ¿por qué Argentina perdió bruscamente la confianza de los mercados y el futuro prometedor se tornó en incertidumbre?
Argentina esperaba consolidar en 2018 la recuperación económica iniciada el año anterior con las políticas aperturistas del Presidente Mauricio Macri tras más de una década de proteccionismo.
Así, en 2017, el Producto Interno Bruto (PIB) se incrementó en 2,8% y la subida continuó en el primer trimestre de este año, con 3,6%. Hubo récord en ventas de autos nuevos y viajes al exterior.
Sin embargo, poco después el viento se tornó en contra y se hizo añicos la previsión presupuestaria de 3,5% de crecimiento en el año. Argentina, con una tradición de déficit fiscal, seguía gastando más de lo que le ingresaba, pero a partir de abril el alza de tasas en Estados Unidos y un nuevo impuesto a los bonos argentinos provocaron la fuga de capitales.
De esta forma la lluvia de inversiones que había prometido Macri no llegó al sector productivo como se esperaba, sino que se quedaron en la mera especulación financiera. Abril fue el primer momento de caída (-0,9%) de la actividad tras 13 meses de alzas; le siguió una baja del PIB de 5,8% en mayo y de 6,7% en junio en la comparación interanual.
”Es una clara señal que los planteamientos de política económica no han sido suficientes para contener las presiones financieras que enfrenta Argentina (...) en combinación con un ajuste más severo en las cuentas fiscales, acentuará y prolongará la recesión que ya se ha iniciado afirma la agencia Moody´s. En el primer semestre de 2018 acumula ya -0,6% y se proyecta una contracción de 1% para el cierre del año.
Por su parte. la tasa de interés del Banco Central fue elevada este jueves de 45% a 60% en un intento desesperado por frenar la fuga de capitales, alcanzando un récord histórico mundial. Y, pese a las astronómicas tasas, la inflación crece y de enero a julio fue de 19,6%. La meta anual de 15% para 2018 fue abandonada y gobierno y analistas coinciden en que la inflación cerrará el año en 30%.
El mercado internacional y los temores en torno a la guerra comercial, no ayudan. Las monedas de las economías emergentes han sufrido por el aumento de los intereses en Estados Unidos hacia donde emigraron capitales en busca de más seguridad. En ese sentido, Argentina y Turquía son los más perjudicados.
De hecho, la directora del FMI, Christine Lagarde, dijo el miércoles que las condiciones internacionales se han tornado más adversas” y no habían sido contempladas al momento de suscribir el acuerdo de auxilio a Argentina en junio. Por ello, hasta expresó su disposición a fortalecer el programa de auxilio a Buenos Aires.
Los argentinos, que han padecido varias mega-devaluaciones y se acostumbraron a refugiarse en el dólar como medio de ahorro, siguen con angustia el colapso de su moneda que en lo que va del año ha perdido más de un 50% contra el billete verde.
La reaparición del Fondo Monetario Internacional (FMI), con su auxilio financiero de US$50.000 millones condicionados a reformas económicas y austeridad para reducir el déficit fiscal, azuzaron el fantasma del pasado y la crisis del llamado Corralito. Así, ante los más pequeños indicios de una posible corrida cambiaria, los argentinos comienzan a comprar dólares a modo de refugio financiero, algo que finalmente provoca una especie de círculo vicioso.
Para calmar los mercados, Macri anunció el miércoles la disposición del FMI de anticipar los desembolsos prometidos para 2019 y 2020. Pero el efecto fue el contrario. Así, justo después que Macri anunciara el adelanto del préstamo, la moneda cayó 6,99%, en una de las peores jornadas del mercado cambiario este año. Pero el Gobierno, en voz del jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió enseguida a explicar que ”no estamos ante un fracaso económico. Es un cambio profundo (del país), estamos bien encaminados, Somos el país que más veces ha vulnerado sus contratos internacionales en el mundo, que más veces ha mentido y engañado al resto y que demuestra una y otra vez, hasta ahora, que no está dispuesto a buscar el equilibrio fiscal para depender de sus propios recursos.
Peña agregó que estamos muy convencidos que hay un rumbo claro, que de esta crisis vamos a salir fortalecidos, agregó. Sin embargo, el mercado no lo vio así: El gobierno debería más bien anunciar un plan fiscal creíble que cumpla con las metas del FMI, aseguró la consultora Capital Economics. Por su parte, el analista Sergio Berensztein apuntó que la crisis lleva ya cuatro meses.
Las medidas no solo tienen que ser técnicas, sino que tienen que ser políticas. El mercado sólo le pide a la Argentina certidumbre a mediano plazo”, indicó.
Frente a todo esto, cabe recordar que el gobierno argentino ha tenido que modificar varias veces sus metas este año y ya se proyecta que la economía tendrá una caída de 1% y, por su parte, la inflación superará 30% en 2018.
En síntesis: un panorama que pone en aprietos no sólo al desempeño económico del país, sino que también a la reelección de Macri en 2019.