Una semana después del arranque del plan económico del Presidente venezolano, Nicolás Maduro, hay más dudas que certezas que se pueda sacar a Venezuela del colapso. Entre estantes vacíos de supermercados y farmacias, en filas de bancos o terminales de autobuses, muchos expresan desilusión e incredulidad.
Es un desastre, no hay alimentos básicos. Las medidas son puro embuste, van a traer más hambre y desempleo, dijo una doctora de 34 años. Carne, pollo, huevos, harina de maíz, básicos para el venezolano, desaparecieron luego que el gobierno fijara su precio.
Algunos comerciantes esperan que pasen las fiscalizaciones o cerraron mientras esperan que se aclaren las medidas y cómo asumirán el aumento de 3.400% del salario mínimo ordenado por Maduro. El plan incluye un aumento del IVA y la gasolina, la más barata del mundo, y restó cinco ceros al bolívar, destruido por una inflación que el FMI proyecta en 1.000.000% para 2018.
De dos millones para comprar un pan, ahora se habla de 20 bolívares soberanos. La moneda fue devaluada en 96% y quedó anclada a una criptomoneda que el gobierno creó -respaldada en el precio del petróleo- para buscar financiamiento ante sanciones de Estados Unidos. Kilométricas filas se han formado en bancos de Zulia, Bolívar y otros estados para sacar efectivo. Pero al igual que los viejos, los nuevos billetes escasean.
Vista la situación miles de venezolanos recorren cientos de kilómetros hacia Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Chile, durmiendo a la intemperie, con la ropa necesaria. Con su esposo y su niña de tres años, Génesis, abogada de 27 años, piensa cruzar pronto la frontera con Colombia, donde le prometieron emplearla como mesera. No tenía ni para comprarle el uniforme de la escuela a la niña. Todo el mundo afuera me repetía: 'Hay que irse', aseguró.
Por lo menos unos 2,3 millones de venezolanos -de una población de 30,6 millones- viven en el extranjero. De ellos, 1,6 millones emigraron desde 2015, según Naciones Unidas. Desde ese año la crisis ha ido creciendo, con aguda escasez de alimentos y medicinas, hiperinflación y una criminalidad desbocada.
La gente decide irse porque siente que no hay salvación, las medidas económicas abrieron un grifo a la salida de más venezolanos, declaró el politólogo Jesús Castillo-Molleda. David Smilde, del centro de investigación WOLA (con sede en Washington), prevé que la migración se acentuará entre los más pobres, a quienes la inflación y la escasez hacen la vida imposible.
Pero prometiendo que sus reformas esta vez sí serán exitosas, el gobierno venezolano, que atribuye el éxodo a una campaña de la derecha, dice estar seguro de que los migrantes volverán. Un avión con 89 venezolanos llegó el lunes de Perú, adonde, según Maduro, emigraron siguiendo cantos de sirena, pero se encontraron con racismo, desprecio y esclavismo.
Empero las medidas minarán aún más el sector privado, que es el único que realmente está produciendo, aseguró Smilde. La industria funciona a un tercio de su capacidad, según la privada Conindustria. En medio de una fuerte crisis de transporte por falta de repuestos, el fabricante de neumáticos Pirelli cerró el lunes su planta en Venezuela por falta de materia prima y por no poder pagar el aumento salarial, denunció su sindicato.
Llevamos una semana sumergidos en una espesa bruma, comentó la presidenta de la gremial Consecomercio, María Uzcátegui, quien sostiene que aún sin la incertidumbre de las medidas de Maduro este año ya había cerrado el 40% del comercio. Aquí no hay reglas de juego, añadió.