Una semana después del arranque del plan económico del Presidente venezolano, Nicolás Maduro, hay más dudas que certezas que se pueda sacar a Venezuela del colapso. Entre estantes vacíos de supermercados y farmacias, en filas de bancos o terminales de autobuses, muchos expresan desilusión e incredulidad.
Las conversaciones impulsadas a finales de febrero por el gobierno de Venezuela con vistas a establecer un diálogo de paz en el convulsionado país están paralizadas, e igualmente se enlenteció el proceso para saldar deudas en divisa extranjera con el sector privado, a pesar de lo anunciado por el propio Nicolás Maduro.