Los candidatos a la Presidencia de Brasil coincidieron en la necesidad de combatir la corrupción y el desempleo, cambiar el sistema político y acabar con los privilegios durante su segundo debate, en el que el gran ausente volvió a ser Lula.
El ex presidente, quien lidera los sondeos de intención de voto con un 30%, tampoco pudo participar en este debate, ya que, de nuevo, la justicia se lo impidió.
El exjefe de Estado está preso desde el pasado 7 de abril, condenado a doce años por corrupción, y pese a esa situación y a que está virtualmente inhabilitado fue inscrito esta semana como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones del 7 de octubre.
Los organizadores del debate quisieron dejar el podio de Lula presente aunque estuviera vacío, pero la mayoría de los candidatos prefirió que fuera retirado del escenario, salvo el candidato de izquierda Guilherme Boulos, aspirante a la Presidencia por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y amigo personal de Lula.
El combate a la corrupción y al desempleo fueron los ejes centrales abordados por los candidatos durante los primeros bloques del debate y varios de ellos aprovecharon la discusión para presentar sus propuestas sobre estos temas.
El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Geraldo Alckmin, propuso reducir el tamaño del estado y darle prioridad a las inversiones para generar empleo, mientras que la líder ecologista Marina Silva, de Red Sustentabilidad, defendió proyectos ambientales como el turismo ecológico y la energía solar para enfrentar el problema.
Alvaro Dias, candidato por el partido Podemos, señaló que es necesaria una reforma tributaria que le permita a las empresas generar empleo y el ex ministro de Hacienda y candidato por el partido de Gobierno, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) , Henrique Meirelles, dijo que el desempleo se combate haciendo que el país crezca.
El laborista Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT) , dijo que en caso de vencer las elecciones luchará por medidas que permitan la supervivencia de las empresas, principalmente las industriales, a las que consideran como las grandes generadoras de empleo.
De acuerdo con las encuestas, en un escenario sin Lula, que es el líder aislado en la intención de voto, el favorito es el ultraderechista Jair Bolsonaro, con cerca del 17%, a quien escoltan Marina Silva (13%) , Ciro Gomes (8%) y Geraldo Alckmin (6%), mientras que el resto de los aspirantes no llega al 2%.