La Conferencia Episcopal de Nicaragua propuso al presidente Daniel Ortega adelantar las elecciones generales para el 29 de marzo de 2019, sin que en ellas sea posible su reelección, con el fin de superar la crisis que atraviesa el país. El anuncio fue hecho por el cardenal y arzobispo metropolitano, Leopoldo Brenes, al término de una sesión de la mesa de diálogo nacional, en donde explicó que esa propuesta fue presentada a Ortega el pasado 8 de junio.
La propuesta, que será discutida en la mesa del diálogo nacional, sugiere que la toma de posesión de las autoridades electas popularmente sea el lunes 15 de abril de 2019. En esa carta, los obispos plantearon al mandatario un acuerdo constitucional y un acuerdo político para adelantar los comicios presidenciales, legislativas y municipales.
Ese acuerdo incluye la renuncia y sustitución de todos los magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE), y el cambio de estructura y dirección de nuevas autoridades electorales municipales y departamentales. Además, plantearon una reforma a la Ley Orgánica a la Asamblea Nacional para que unas enmiendas constitucionales puedan entrar en vigor este mismo año.
Las reformas constitucionales, propuestas por los obispos, propone la no reelección presidencial, nuevos períodos para los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y nuevos procedimientos para las autoridades que requieran de la aprobación de la Asamblea Nacional. Asimismo, proponen una reforma a la Ley Electoral, un nuevo calendario electoral, la invitación a observadores nacionales e internacionales, depuración del padrón, entre otros.
Además, piden una separación e independencia de los poderes públicos, y legitimidad, integridad y profesionalidad en el actuar del Poder Judicial y Poder Electoral. También la celebración de elecciones periódicas con observación nacional e internacional.
Asimismo, la transparencia y mecanismos concretos de lucha contra la corrupción y la impunidad. Brenes leyó también un carta que les envió Ortega respondiendo a su proposición y en la que el gobernante se limita a decir que los puntos de los obispos “serán considerados en la mesa del diálogo nacional”.
“Reiteramos, como lo hemos expresado en todo momento, nuestra plena disposición de escuchar todas las propuestas e iniciativas dentro de un marco constitucional, institucional y las leyes que rigen a nuestro país a fin de que se puedan consensuar para su aprobación”, añadió el mandatario en la misiva leída por el cardenal.
Nicaragua está sumida desde el pasado 18 de abril en esta crisis sociopolítica, la más sangrienta desde la década de 1980, cuando Ortega también era presidente. Las protestas contra Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.