El ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, hace tambalear el equilibrio en el gobierno de Theresa May, con la exposición de su punto de vista sobre cómo debe ser el Brexit, una versión considerada “dura” de la salida de la Unión Europea.
Boris Johnson desafió a la primera ministra Theresa May al presentar, en forma de una columna en The Telegraph, su visión radical sobre cómo debe ser la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
La propuesta de Johnson no hizo más que redoblar las voces en su contra de quienes piden su cabeza, y puso a May ante la disyuntiva de enfrentarlo para mantener su liderazgo o caer en la pasividad y mostrar falta de autoridad.
Johnson, carismático ex alcalde de Londres, fue uno de los abanderados en la campaña por el Brexit, y May, al ser designada primera ministra, optó por ingresarlo al Gabinete como forma de tenerlo controlado y no en la vereda de enfrente.
Sin embargo, la pelea por el liderazgo conservador parece estar planteada: Johnson no se quedó quieto y eligió quirúrgicamente el momento para actuar: cinco días antes que May pronuncie en Florencia un discurso que se estima clave en lo que respecta a las definiciones de su visión del Brexit. Ello agregado a que en dos semanas se reunirá en Manchester el congreso anual del partido.
Johnson, hasta ahora ha cosechado pocos apoyos, salvo el de algunas decenas de diputados Eurófobos, pero son muchas las voces que se alzan en su contra. Una de ellas es la de la poderosa líder del partido en Escocia, y también Ruth Davidson, o de la ministra del Interior, Amber Rudd, que ha criticado el irreprimible entusiasmo respecto al Brexit de su compañero de Gabinete.
La jugada de Johnson parece clara, al exponer su visión sobre la salida de la UE en la portada del principal periódico conservador, y sin haber consultado previamente a la Primera Ministra: o lo destituye y larga la carrera por el liderazgo, o no hace nada y deja expuesta su debilidad. Ahora, entonces, la mano corresponde a Theresa May.