Las refacciones de seis de los doce estadios de fútbol en los que se jugaron los partidos del Mundial Brasil 2014, entre ellos el majestuoso Maracaná, están siendo investigadas en medio de una nueva ola de pesquisas por corrupción política que inició esta semana el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), que tiene en la mira a casi 180 políticos, a partir de delaciones de la empresa Odebrecht.
Declaraciones de ejecutivos de Odebrecht al amparo de un acuerdo judicial de delación compensada mencionaron irregularidades en el Corinthians Arena de San Pablo, el Estadio Nacional de Brasilia, el Pernambuco Arena en Recife, el Castelao Arena en Fortaleza y el Amazonia Arena en Manaos, además del mítico Maracaná en Río de Janeiro.
El juez Edson Fachin comenzó a divulgar el martes sus resultados, pero hoy mismo seguían surgiendo detalles de las horas de declaraciones grabadas tomadas a 77 actuales y ex ejecutivos de la firma constructora, que está involucrada en una presunta red de corrupción entre empresarios y políticos.
La evidencia de que constructores y dirigentes colaboraron para arreglar contratos refuerza la sospecha de que muchos de los 12 estadios construidos o renovados para el Mundial de Brasil fueron objeto de sobreprecios.
Según las declaraciones difundidas por el TSJ, al menos cinco ejecutivos de Odebrecht confirmaron que se hicieron pagos para asegurar lo que llamaron una ventaja desleal relacionada con el trabajo en el estadio Maracaná.
En Pernambuco, Manaos y Fortaleza, Odebrecht y otra empresa constructora colaboraron para frustrar el carácter competitivo del proceso de ofertas. Las compañías también se pusieron de acuerdo para inflar los precios de un techo del Estadio Nacional, según las declaraciones.
La mega causa también puso en primer plano a fiscales y jueces, y el diario Folha de San Pablo publicó que la ambientalista Marina Silva, tercera en las elecciones presidenciales de 2014, ya inició conversaciones “cautelosas” para que su partido, Red de Sustentabilidad, sume a sus filas como postulante al fiscal Deltan Dallagnol, considerado el más irreductible de los miembros del Equipo de Tareas de Lava Jato.
Dallagnol es considerado un adversario encarnizado del ex presidente Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), a quien acusó de ser el comandante de la organización delictiva que perpetró estafas millonarias junto a Odebrecht.
Marina Silva fue dirigente del PT durante más de 20 años, con el que rompió por diferencias internas. Ya fue candidata presidencial dos veces, y se estima que puede volver a serlo en 2018, para cuando aspira a presentar una lista con personas éticas y desvinculadas de la vieja política, muy desprestigiada debido a los escándalos de corrupción.
Al menos 179 políticos recibieron ilegalmente 246 millones de reales (unos 78 millones de dólares) entre 2008 y 2014 por parte de Odebrecht, a cambio de favorecer sus intereses en el Congreso Nacional y Asambleas legislativas regionales.