Por el Honorable Mike Summers, OBE (*) - Durante el fin de semana próximo pasado, 6 y 7 de febrero, la prensa de Argentina informó que el gobierno argentino (GoA) va a cambiar su enfoque en cuanto al tratamiento del tema Falklands, su relación con el Reino Unido y como intentar resolver “la cuestión Falklands”.
Lo que propone el GoA, de acuerdo a las fuentes citadas es ”...un retorno a las negociaciones originales (...) de entre 1966 y 1982. La cobertura periodística a continuación hace mención a acuerdos lease-back” mediante los cuales Gran Bretaña podría ceder las Falklands a Argentina, pero continuar a 'arrendarlas' por un período establecido de años, o un acuerdo de condominio mediante el cual el Reino Unido y Argentina comparten las soberanía sobre las Islas Falkland.
No se trata de sugerencias nuevas. Estas ideas no funcionaron en los años setenta, cuando el Reino Unido efectivamente ejercía control completo de las Islas. No funcionó entonces, y no funcionaría ahora. Como el respetable editor de Clarín observa en una nota, estas ideas son obsoletas, y es hora de comenzar a pensar en nuevas formas para seguir adelante, evitando el riesgo de la auto-desilusión.
Claramente, el gobierno de Argentina, ha cambiado de 'tachuela' (estilo) desde que el régimen de los Kirchner finalizara en diciembre, y si bien resulta alentador que se haya movido hacia una mejor relación bilateral con el Reino Unido que se enfoca en negocios y comercio en lugar de estar dominada por el tema de la soberanía, como están las cosas, el reclamo sobre las Islas Falkland no ha cambiado y sigue en pie. Y hasta tanto no cambie, Argentina estará errando el punto, errando el punto en cuanto a que la gente importa, errando el punto en cuanto que los derechos humanos básicos de la gente deben ser respetados, y errando el punto en cuanto que no se puede pasar una mano de cal a la historia y retornar a los días previos a que cometiera un gigantesco error de juicio al invadir las Islas Falkland.
En el 2016 las Islas Falkland son prósperas, auto suficientes y una democracia autónoma. La situación colonial que existía a fines de los años setenta ha desaparecido, y con ella la noción que Argentina puede discutir el futuro del pueblo de las Falklands tan sólo con el Reino Unido, como un asunto bilateral.
No somos una mercancía que puede comerciarse entre dos naciones; somos un pueblo, tenemos un hogar, y tenemos el derecho universalmente reconocido a determinar nuestro futuro político. Cualquier decisión respecto de la soberanía de las Islas, absolutamente debe incluir a los Falkland Islanders (Isleños). Cualquier otra cosa suena como bofetada de retorno al colonialismo. En 2013, el referendo dejó muy en claro que el pueblo de las Islas Falkland valora su relación con el Reino Unido, y desean retenerla en esa forma por el futuro presente.
La Carta de Naciones Unidas entroniza el derecho de todos los pueblos a elegir su futuro y su lealtad, por tanto en lugar de mirar a las Islas a través del prisma de Argentina vs Inglaterra y colonialismo vs modernismo, es hora que la llamada Cuestión Falklands' se reconozca por lo que en verdad es, una cuestión de derechos humanos básicos. Una cuestión que permita a quienes han vivido y trabajado en las Islas por nueve generaciones, a elegir sus futuros. Una cuestión que escuche a aquellos cuyas voces ciertamente deben resonar lo más fuerte.
Si los informes de prensa son acertados, treinta y cinco años han corrido en que Argentina se ha quedado sin ideas frescas y en lugar de enfocarse en el meollo del tema que está al corazón de la cuestión, está recorriendo terreno viejo, esperanzado por un cambio. Como muy a propósito sostuvo Benjamín Franklin: la definición de insensatez es repetir la misma cosa vuelta y vuelta, esperando un desenlace diferente”.
(*) El Honorable Mike Summers, OBE
Secretario de la Asamblea Legislativa de las Islas Falkland
9 de febrero de 2016
(Traducción libre, no oficial)