El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, que en los hechos actúa como jefe de gobierno en el relacionamiento con un congreso algo disperso en el apoyo a las reformas presupuestales y financieras promovidas por la presidente Dilma Rousseff para superar el mal momento que atraviesa la principal economía de América Latina, advirtió sobre lo delicado de la situación y se atrevió a utilizar la palabra 'Grecia'.
El congreso la semana pasada comenzó a votar una serie de proyectos 'bomba' que podrían derribar el programa de ajuste para re-encauzar la economía, y esa pauta del congreso podría llegar a transformar al país en una Grecia, sostuvo Temer, tras el anuncio de últimas cifras que hablan de una contracción del 1.97% este año y una inflación creciente que ya está anualizada en 9.32%.
La afirmación de Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue citada por un comentarista de la cadena O'Globo luego de hablar con ministros que participaron del encuentro en el Palacio de Alvorada junto a la presidenta Rousseff y su gabinete.
En Alvorada el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, reiteró el panorama recordando que ha manifestado ante el Senado y ante Diputados la necesidad de que los congresistas den su voto a los proyectos del Ejecutivo para recortar gastos e incrementar la recaudación.
Michel Temer fue el primer funcionario que habló en la reunión de gabinete extraordinaria convocada por Rousseff y concluida casi en la medianoche de Brasilia.
Por su parte el ministro de Comunicaciones, Edinho Silva, dijo, no estamos negando que haya dificultades, las reconocemos pero decimos que serán superadas con el diálogo. La política es el arte de dialogar.
Rousseff es optimista respecto de la capacidad de la economía para responder en un corto tiempo a este momento de dificultades, agregó Silva al resumir lo tratado luego de más de tres horas de conversaciones coordinadas por la mandataria.
Reelecta en octubre de 2014 por un estrecho margen, la economista entronizada por el ex presidente Lula da Silva (2003-2010) como su sucesora ha visto cómo su popularidad literalmente se derritió desde que asumió su segundo mandato en enero. En un plazo de siete meses, su apoyo se precipitó al 8%, hasta convertirla en la jefa de Estado más impopular desde el retorno de la democracia hace 30 años, según la encuestadora Datafolha.
La oscura situación política está condimentada con una crisis de la economía del país que transita por su quinto año de magro o nulo desempeño La larga lista de indicadores macroeconómicos negativos, la devaluación del real y el aletargamiento de la actividad en medio de un tenso ambiente derivado del escándalo en Petrobras contribuyeron a reducir la recaudación impositiva y a aumentar el déficit público.
En este escenario de deterioro y falta de confianza los legisladores de la oposición no descartan poner en marcha los mecanismos del juicio político o 'impeachment' a la presidenta Rousseff. En efecto fuentes del congreso citadas por la agencia oficial Estadao indican que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, y legisladores del principal partido de oposición, Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) llegaron a un principio de acuerdo para impulsar el juicio político contra la jefa de Estado.
El bloque opositor además respalda una marcha multitudinaria convocada para este mes, en la que se pretende llenar las calles de las ciudades de Brasil para pedir el impeachment contra la mandataria.
La fecha anunciada para la protesta es el domingo 16 de agosto. Ese mismo día pero de 1992 se realizó una masiva manifestación en las calles de Brasil en contra del por entonces presidente Collor de Mello, quien cuatro meses después renunció al cargo antes que verse sometido a un juicio político.