Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, (FARC) acordaron este domingo en La Habana un plan para reducir la intensidad del conflicto en Colombia y agilizar el proceso de paz. Se proponen crear las condiciones para un acuerdo sobre un cese al fuego bilateral y definitivo, para lo que solicitarán el acompañamiento de Naciones Unidas y UNASUR.
El Gobierno de Colombia se comprometió a poner en marcha a partir del 20 de julio “un proceso de des-escalamiento de las acciones militares”, en correspondencia con la tregua unilateral de un mes a partir de esa fecha anunciada por las FARC.
El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos advirtió no obstante de que continuará garantizando la protección de los colombianos y “en ningún caso tolerará que ninguna organización al margen de la ley ejerza coerción sobre las comunidades mediante el uso de las armas”.
En cuatro meses a partir del 20 de julio, las delegaciones del Gobierno y las FARC realizarán una primera evaluación tanto del cumplimiento de las medidas de “des escalamiento” del conflicto como de los resultados del acuerdo para agilizar la negociación.
El anuncio se realizó al cierre del ciclo 38 de las conversaciones de paz entre gobierno y guerrilla, en un acto en el que participaron los negociadores de ambas partes y los representantes de los países garantes del proceso (Cuba y Noruega) y de los acompañantes (Venezuela y Chile).
El objetivo de las partes con este plan es “fortalecer la confianza de los colombianos en el proceso de paz” y también entre las delegaciones negociadoras; agilizar la construcción de acuerdos en los puntos restantes de la hoja de ruta que rige las negociaciones y crear las condiciones para un cese al fuego bilateral y definitivo.
El gobierno y FARC han decidido “hacer todos los esfuerzos necesarios para llegar sin demoras a la firma de un acuerdo final” y para ello cambiarán la metodología de sus negociaciones “por un trabajo técnico, continuo y simultáneo sobre los puntos centrales de la agenda” del proceso “a la vez que se construyen acuerdos” en la mesa de conversaciones de La Habana.
También pretenden “acordar sin demoras los términos” del cese al fuego bilateral, incluyendo un sistema de verificación con el acompañamiento de los citados delegados de Naciones Unidas y Unasur, “sin perjuicio” de la participación en el futuro de otras organizaciones o países.