Vaticano defendió que ahora “más que nunca” es tiempo de dialogar con el Islam porque, entre otras razones, “la mayoría de los musulmanes no se reconoce en las barbaridades” cometidas por los fundamentalistas. Ese fue el mensaje en una nota remitida por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Los acontecimientos de estos últimos tiempos hacen que muchos nos pregunten: ¿Hay aún espacio para dialogar con los musulmanes? La respuesta es: Sí, más que nunca”, se afirma en la nota remitida por el consejo, presidido por el cardenal francés Jean-Louis Tauran.
El Pontificio Consejo lamenta que “desgraciadamente, hoy la palabra religión es a menudo asociada a la palabra violencia” y subraya que “los creyentes deben demostrar que las religiones están llamadas a hacer la paz”.
“Asesinar invocando una religión no es solo ofender a Dios sino una derrota de la Humanidad”, subraya. En este sentido recuerda una declaración que Benedicto XVI realizó en 2006 ante el cuerpo diplomático de la Santa Sede, en la que alertó “del peligro de los choques entre civilizaciones y, en particular, del terrorismo organizado”.
“Ninguna circunstancia puede justificar tal actividad criminal, que cubre de infamia a quien la cumple y que es aún más despreciable cuando se escuda en una religión, rebajando así la pura verdad de Dios a la altura de la ceguera y la perversión moral”, dijo el papa alemán.
“Lamentablemente, en estos últimos días asistimos a una radicalización del discurso comunitario y religioso, con los consiguientes riesgos del incremento del odio, de la violencia, del terrorismo y la creciente y banal estigmatización de los musulmanes y de su religión”, denuncia el Consejo en su nota.
En tal contexto, el Vaticano declara: “Estamos llamados a reforzar la fraternidad y el diálogo” porque “los creyentes constituyen un formidable potencial de paz”.
“Continuar dialogando, cuando se sufre persecución, puede llegar a ser un signo de esperanza. No es que los creyentes quieran imponer su visión sobre la persona y la historia, sino que quieren proponer el respeto a las diferencias, la libertad de pensamiento y de credo, la salvaguardia de la dignidad humana y el amor a la verdad”, afirma.
El Vaticano añade: “Debemos tener el coraje de revisar la calidad de la vida en familia, la modalidad de educación religiosa y de la historia y el contenido de las predicaciones en los lugares de culto”, recomienda. Por último, defiende a la familia y la escuela como “claves para que el mundo de mañana se base en el respeto recíproco y la fraternidad.