La presidente de Brasil Dilma Rousseff anunció que su gobierno aplicará un ajuste fiscal de forma gradual para mantener el rumbo y ampliar oportunidades, preservando las prioridades sociales y económicas.
Estamos ante la necesidad de promover un equilibrio fiscal para recuperar el crecimiento de la economía lo más rápido posible, creando las condiciones para la baja de la inflación y de la tasa de interés en el mediano plazo y así garantizar el empleo, sostuvo durante la primera reunión ministerial de su segundo mandato.
Rousseff señaló que se tomaron algunas medidas de carácter correctivo, es decir, medidas estructurales que eran necesarias, e insistió en que le dará prioridad absoluta a las inversiones en educación, generadora de más y mejores oportunidades para los brasileños y brasileñas.
Mi primera recomendación a los ministros es que trabajen mucho para darle continuidad al proyecto político que está transformando a Brasil, para que tengamos menos pobreza, más oportunidades, más igualdad, más derechos y más democracia, dijo ante los 39 funcionarios de su gabinete.
La jefa de Estado brasileño, que inició su segundo período presidencial el pasado 1º de enero, remarcó que los ajustes consolidarán y ampliarán un proyecto que resultó victorioso en las urnas por cuatro elecciones consecutivas.
Los cambios que el país necesita para los próximos cuatro años dependen mucho de la estabilidad y de la credibilidad de la economía. Necesitamos garantizar la solidez de nuestros indicadores económicos, agregó.
Tras hacer un repaso por las victorias sociales de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), Rousseff indicó que en algunos casos se deben perfeccionar las políticas sociales para aumentar su eficacia, eficiencia y justicia, mientras que hay otro conjunto de medidas que son puramente fiscales, indispensables para la salud financiera del Estado brasileño.
Las cuentas públicas en orden son necesarias para el control de la inflación, el crecimiento económico y la garantía, de forma sustentada, del empleo y los ingresos, afirmó y subrayó que el reequilibrio fiscal se hará de forma gradual.
La presidente brasileña, por otro lado, se pronunció sobre las denuncias de corrupción, aunque no hizo mención directa al caso de Petrobras, que salpica al oficialismo. Defendemos un gran pacto nacional contra la corrupción que envuelve a todas las esferas del gobierno, a todos los núcleos del poder, dijo.
Brasil enfrenta actualmente una desaceleración de su economía. Los analistas del mercado financiero recortaron ayer al 0,13% su previsión de crecimiento para este año, frente al 0,38% que calculaban hasta la semana pasada, según informó el Banco Central.
Para este año, el gobierno se ha trazado una meta de crecimiento del 0,8%, por lo que las expectativas de los analistas del mercado son más pesimistas. Asimismo, la meta para la inflación es de 4,5%, con un margen de tolerancia de dos puntos porcentuales.